En el último año, vestido y calzado aumentaron su precio un 2.838% en Venezuela, según el Observatorio Venezolano de Finanzas.
Adriana Núñez Rabascall | Voz de América
En Venezuela cobra auge el remiendo de ropa y las reparaciones de zapatos, ante la caída del poder adquisitivo y la hiperinflación, que ya suma 3 años y 2 meses. Lo que antes iba a la basura o se entregaba a la caridad, algunos ciudadanos optan por restaurarlo, pues sus ingresos son insuficientes para gastar dinero en prendas de vestir.
Alejandro Figueroa decidió darle una segunda vida a sus tenis deportivos, cuyas suelas estaban rotas y la piel estaba desgastada.
«Antes los agarraba y los desechaba, pero ahorita hay que vivir el día a día. Tengo cuatro hijos y me pongo a pensar: o la comida de ellos o un zapato de vestir. En Venezuela hay que decidirse entre el aseo personal, la comida o unos zapatos, porque si vas a una tienda, cuestan entre 80 ó 90 dólares, por eso tengo que repararlos», contó a la Voz de América.
Figueroa recuerda que hace 8 años pudo comprarlos con facilidad, pero hoy, su trabajo como vendedor de desayunos, no da las mismas ganancias que entonces.
El salario mínimo mensual de un empleado público en Venezuela es de 1 dólar, pero en la empresa privada se puede devengar entre 30 y 200 dólares por mes, según estimaciones de la firma Ecoanalítica.
“Tengo que trabajar mínimo de 3 a 4 años para comprarme un par de zapatos de esos. Y en aquella oportunidad, yo me llevé tres pares del mismo modelo, porque tenían talla 45, que acá es difícil de conseguir», relata Figueroa.
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