Tras un período de relativa calma, el dólar se ha disparado en Venezuela y en las últimas cuatro semanas la cotización oficial acumula un salto de 101% que comenzó a influir en el precio de una amplia gama de productos y servicios como alimentos básicos, electrodomésticos y el costo de la medicina privada.
La economía venezolana es altamente dependiente de las importaciones y el dólar se ha convertido en la referencia para establecer tarifas, costos y márgenes de gananciaporque el incesante incremento de los precios destruye la confianza en la moneda: según la medición que realiza la Asamblea Nacional, de mayoría opositora pero único organismo que aporta cifras oficiales, en julio la inflación fue de 33,8%, diez puntos sobre el mes anterior, y en el año acumula un salto de 1.579%.
La semana pasada el precio de un kilo de carne, el cartón de huevos y un kilo de jamón se elevó entre 30% y 40% en los mercados populares de Caracas, mientras que el salario mínimo, que ha pasado a ser meramente simbólico, se hundió al punto de que solo equivale a tres dólares.
Economistas coinciden en que el desequilibrio que impulsa la escalada del dólar obedece a que la oferta de divisas es ínfima y la demanda muy elevada gracias a un caótico manejo de las finanzas públicas donde el Gobierno no ahorró durante el período de los altos precios del petróleo, se endeudó masivamente hasta perder el acceso al crédito y no realizó las inversiones necesarias para mantener la producción petrolera, que aporta nueve de cada diez dólares que ingresan al país.
A fin de disminuir los préstamos para la compra de divisas y tratar de contener el ascenso del dólar por esta vía, las autoridades han estrangulado al crédito obligando a los bancos a congelar a manera de reserva 57% de todo el dinero que gestionan y la totalidad de las nuevas captaciones, pero el resultado ha sido mayor recesión en una economía que no crece desde 2013.
Analistas explican que el dólar sigue en alza, a pesar de la contracción del crédito, porque laadministración de Nicolás Maduro crea dinero para cubrir sus gastos y gran parte de los fondos que inyecta a la economía termina dirigiéndose a la compra de dólares.
“La extrema sensibilidad del precio de la divisa a aumentos circunstanciales en la disponibilidad de bolívares en el mercado, ponen en evidencia la fragilidad de esta costosa política (la contracción del crédito) que no ataca a la raíz del problema. Pero las autoridades lucen lejos de considerar siquiera una rectificación” dice la firma Síntesis Financiera en su reporte semanal.
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