La crisis del coronavirus amenaza con dejar a Europa como la potencia perdedora. Mientras que China ha recuperado velocidad de crucero y Estados Unidos ha asentado su recuperación, el ‘viejo continente’ se encamina hacia una nueva contracción que provocará una crisis en forma de ‘W’. Esta segunda caída se suma a que la primera ya fue más profunda en Europa que en China y EEUU, lo que provocará que la región entre en el año 2021 muy lejos de los niveles previos a la crisis y con una tendencia económica negativa.
Javier J. Jorrin | El Confidencial
Los indicadores adelantados más utilizados son las encuestas de confianza, ya que pulsan la situación de los agentes económicos. Una de ellas es la encuesta PMI que elabora Markit consultando a los gestores de compras de las empresas. Los datos de la encuesta realizada en las primeras semanas de noviembre en la eurozona muestran una clara contracción de la actividad económica, lastrada principalmente por el sector servicios. Sin embargo, este mismo indicador en Estados Unidos se mantiene en claro terreno expansivo, lo mismo que ocurre en China.
En concreto, el PMI compuesto de la eurozona bajó en noviembre hasta 45 puntos, el peor dato desde el pasado mes de junio, cuando entró en la ‘nueva normalidad’. Se trata de un descenso muy significativo, que se sitúa lejos del umbral de 50, que separa el terreno expansivo del contractivo. En zona de crecimiento se mantiene Estados Unidos, que registró un dato del PMI compuesto de 57,9 puntos, el mejor dato en casi seis años. Si ya es poco frecuente encontrar una divergencia entre Europa y Estados Unidos, dada la interrelación de sus economías, más lo es todavía observar una brecha tan grande.
Por caminos opuestos
Evolución del PMI compuesto. Por debajo de 50 indica contracción
Lo que muestran estos datos del PMI es que mientras Estados Unidos está acelerando, Europa se encamina a una segunda contracción económica. La clave de esta divergencia está en la diferente estrategia para contener el virus, ya que en Europa los cierres masivos de la actividad han terminado provocando una recaída económica. En EEUU, por el contrario, el ciclo electoral ha relegado al virus a un segundo plano, pero la realidad es que las cifras de contagios del país son preocupantes. El nuevo presidente, Joe Biden, tendrá que abordar, en algún momento, el problema de la expansión del virus antes de que sea demasiado tarde.
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