La Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) indica que el sector ha registrado una caída consecutiva en los últimos 33 trimestres (ocho años). El índice de producción promedio ha disminuido 30,8 puntos porcentuales desde 2012, un año antes de que Nicolás Maduro llegara al poder. Y el panorama no luce alentador, pues 36% de los empresarios prevé que la producción continué disminuyendo.
De acuerdo con la Encuesta de Coyuntura Industria correspondiente al tercer trimestre de 2020, la percepción de 91% de los industriales encuestados sobre la situación económica del país es peor (42%) y mucho peor (49%) con respecto al mismo periodo de 2019.
«Seguimos con una tendencia hacia la baja, en un ambiente de sobrevivencia», afirmó el presidente de Conindustria, el empresario Adán Celis Michelena. «Me gustaría que los empresarios pasáramos de estar en sobrevivencia a entrar en reactivación. Eso es lo que arranca un país. Los países que tienen sectores industriales fuertes son los que logran un desarrollo».
Señaló que lo que vive Venezuela en este momento es una dolarización desordenada y «una medio apertura económica, también desordenada, que no tienen ningún marco jurídico». Se trata, dijo, de un «dejar hacer» que genera «una anarquía económica».
«Evidentemente, esto da un tipo de respiro, pero no hace que lleguen inversiones. Nada de esto es suficiente para que un empresario, nacional o internacional, decida invertir en el país. Se necesita confianza y un marco jurídico que la genere. Las inversiones no se recuperan al día siguiente. Requieren mucho tiempo, años para su recuperación», dijo Michelena en rueda de prensa este 8 de diciembre.
Indicó que, según los resultados de la encuesta, 61% de los industriales reportaron que sus inversiones disminuyeron en comparación con el tercer trimestre del año pasado. 41% invirtió únicamente en aspectos operativos (equipos, sistemas y mantenimiento). Un 28% ni siquiera realizó algún tipo de inversión. La situación es más grave en la pequeña empresa, donde 73% de las empresas no realizó ninguna inversión, ni siquiera en inventarios, y es, precisamente, donde está la mayor cantidad de empleo. Esto indica que, en cualquier momento, estas empresas pueden cerrar si no hay un cambio económico.
De hecho, 69% de los empresarios dijeron, a mediados de año, que tenían trabajado asegurado por apenas dos meses, hasta noviembre de 2020, debido a la reducción de la cartera de pedidos, con la que planifican su producción. Respecto a 2019, 66% de los encuestados dijeron que fue menor y mucho menor en el tercer trimestre de este año.
Precisamente la baja demanda nacional, producto de la crisis hiperinflacionaria que en noviembre cumplió tres años, es el principal factor que ha afectado la producción industrial. Esto, además del exceso de tributos fiscales y parafiscales, escasez de combustible para transporte y operaciones, incertidumbre en el escenario político e institucional y la precariedad de los servicios básicos, ha hecho que el sector registre una caída de 63% en promedio de la producción en unidades, según las respuestas de los encuestados.
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