Si las circunstancias lo exigen, Bogotá podría ver extendida su cuarentena por “tres meses más de cuidado”. Así lo contempló la alcaldesa Claudia López durante una entrevista con Yamid Amat en CM&, en la cual, además, hizo una advertencia que inquietó a algunos: ‘parar la economía’.
“La pregunta es cómo, sin pánico financiero, logramos apagar la economía tres meses para que produzca solo cinco cosas: salud, servicios básicos, alimento, cuidado y abastecimiento. El resto de sectores van a tener que parar”, afirmó López, y agregó que el segundo gran reto vendría no solo con el decrecimiento económico de la capital sino con la recuperación en el 2021. En ese panorama, la mirada se dirige no solo a las clases desfavorecidas (estratos 0 y 1), que ya cuentan con ayudas del programa Bogotá solidaria en casa, sino a las clases media-baja y media (estratos 2, 3 y 4). Para ellos viene un “plan de salvamento” que está en formulación en el Distrito y que podría ser presentado en las próximas semanas. “No están en pobreza ni en vulnerabilidad. Pero seguramente no tendrán todo el dinero para pagar los servicios públicos, las cuentas bancarias o arrendamiento. Tenemos que hacer un salvamento para la clase media en hogares y microempresas”, aseguró López.
En Bogotá, la clase media-baja y media es mayoría. De acuerdo con la Encuesta Multipropósito de Bogotá 2017, mientras el estrato 1 suma el 8,8 % y los 5 y 6 un poco más del 4 % de la población, el estrato 2 es el 41,4 %; el 3, el 36,4 %; y el 4, el 8,9 %. Es decir, más del 80 % de la capital.
Mientras se definen los mecanismos de este salvamento, economistas ya analizan la propuesta y el panorama a corto y mediano plazo. Guillermo Sinisterra, ph. D. en Economía, experto en economía urbana y regional y docente de la Universidad Javeriana, explica que este modelo es similar al de “una economía de posguerra”.
“En esta economía de contingencia, como la llama López, los cinco sectores que no paran sostienen todo lo demás, pero lo que esté fuera de eso no está en el mejor de los momentos. El asunto es muy delicado porque, no obstante los auxilios y estrategias que se puedan lanzar, habrá pérdidas de empleos que no necesariamente se van a reactivar después de la crisis y porque la informalidad aumentará”, explicó Sinisterra, quien reconoció que el reto viene en doble vía: “habrá que evitar que haya hambre hoy e impulsar la economía de la poscrisis”.
Iván Jaramillo, del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, explica que esto es un fenómeno a escala global: “La economía de contingencia a la que se refiere Claudia López es la de postpandemia y para la que tenemos que prepararnos para una recesión económica mundial como ha advertido el Fondo Monetario Internacional. Según la Organización Internacional del trabajo, se perderán 25 millones de empleos en todo el mundo”.
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