A muchos les cuesta creer que en Venezuela haya burbujas de confort y lujos en contraposición a una sociedad golpeada por una crisis económica y social nunca vista. En 20 años de revolución socialista, las brechas entre los ricos y los pobres son cada vez más anchas. La clase política dominante, cada día más aislada del mundo debido a las sanciones políticas y económicas impuestas por buena parte de las democracias occidentales, se atrinchera en las principales ciudades: Caracas, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto y Puerto Ordaz. Viven y comercian con moneda extranjera, compran autos y casas de lujo, se exhiben en comercios llenos de mercancía importada.
Por Elizabeth Ostos / infobae.
El resto del país lidia con carencias en los servicios públicos, combustible, transportación así como la falta de alimentos, medicinas y trabajos bien remunerados. La Venezuela depauperada depende de su moneda local, el bolívar o de la buena voluntad de algún pariente que, desde el exterior, envíe dinero. No todo el mundo tiene esa fortuna.
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En este año 2019 se ha marcado la tendencia a la dolarización informal de la economía; muchos rubros de comercian con moneda extranjera y hay quien paga en efectivo. También hay la opción de la transferencia a cuentas internacionales.
Para el economista Asdrúbal Oliveros, el mercado venezolano se segmenta en tres grupos: “El 15 % de venezolanos generan divisas en grandes cantidades y son los que pueden gastar altas cifras de dinero en efectivo o mediante transferencias. Hay otro sector que es entre un 30 y 35% que genera ingreso en dólares: trabajadores de hoteles o restaurantes quienes reciben propinas en efectivo o profesionales quienes prestan algún tipo de servicio, por citar dos ejemplos. Este grupo no cubre todas sus necesidades pero al menos tiene algún ingreso extra que puede ayudar a vivir en hiperinflación. Estos dos segmentos son el 50% de los venezolanos. La otra mitad del país no recibe divisas y depende de sus ingresos en bolívares, de los programas sociales del gobierno como la asignación de bonos y de la compra de comida a precios subsidiados”.
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Explicó a Infobae que “el hecho de que haya movimiento de ventas en algunos centros comerciales de las principales ciudades del país no indica haya una recuperación del consumo o que se haya revertido la cifra de 80% de pobreza en Venezuela. No hay una burbuja en modo alguno porque este es un grupo minoritario”.
Calculó el analista que el stock de moneda extranjera en efectivo que circula en el país puede estar en el orden de los 2.500 a 3.000 millones de dólares. Sobre el origen de esos fondos hay varias tesis: “Vienen del contrabando de oro y de gasolina, tráfico de estupefacientes, sobrefacturación y el subsidio cambiario”, indica. Y añade que “un país que sufre hiperinflación termina migrando hacia una moneda dura, porque es más fácil. Te permite mantener valor y los precios en bolívares sufren cambios extremadamente bruscos”.
Oliveros reveló un estudio muy reciente de la firma Ecoanalítica, en donde es director, y que se detectó que Maracaibo se convirtió en la primera ciudad de Venezuela en donde más de la mitad de las transacciones comerciales se pagan en dólares.
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“En el país la cifra es de 53,8% y en Maracaibo (occidente) 57% En el resto de Venezuela cuatro de 10 transacciones se pagan en dólares”.
El factor remesas
Otra fuente de ingresos para los venezolanos lo constituyen las remesas que envía la diáspora al país. En este caso, el dinero no llega en efectivo sino en transferencias bancarias. Cifras de la firma encuestadora Datos señalan que 63% de los venezolanos tienen a algún pariente cercano viviendo fuera de la nación. Un alto porcentaje apoya económicamente al que se quedó en Venezuela.
La ONU ha estimado que en la actualidad hay aproximadamente 4,8 millones de venezolanos viviendo fuera.
Un estudio de otra consultora, Ecoanalítica, detectó que en 2018 los emigrantes mandaron a sus familiares 75 dólares mensuales, en promedio. Para este año la cifra llegó a los 105 dólares pues cada día se necesita más dinero para sobrevivir y cubrir las compras de alimentos y de otros productos en los comercios de lujo, valorados en moneda foránea.
Analistas de mercado han estimado que las remesas aportan a Venezuela unos 5.000 millones de dólares al año y se han convertido en una importante fuente de recursos para clases medias y bajas.
Competencia desleal
Infobae estuvo en varios bodegones, una nueva modalidad de negocio en donde el consumidor puede ubicar exquisiteces, alimentos de alto target y licores. Los precios se fijan en dólares y si el comprador quiere pagar en bolívares, con tarjetas de debido o crédito, debe hacerlo según la tasa que fije la cotización en moneda foránea.
El gobierno de Maduro dio luz verde a la instalación de bodegones bajo un régimen especial de importaciones que minimiza los trámites burocráticos. Algunos no pagan impuestos y la facturación no está conectada con la autoridad tributaria venezolana.
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Dirigentes de gremios empresariales han señalado que este tipo de negocios compiten con los comercios formales que pagan impuestos nacionales y municipales.
“Las importaciones no pasan por los controles sanitarios y tienen muchas ventajas respecto a los formales. En modo alguno revertirá la caída del sector comercio que estimamos de 35% para fines de 2019. La crisis económica continua”, explicó a Infobae Felipe Capozzolo, presidente del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios- Consecomercio.
Al sureste de Caracas hay varios bodegones. Son estructuras nuevas o remodeladas, con un mobiliario de lujo. Jorge R. es un vendedor de licores y aseguró a Infobae que sus mejores clientes provienen del sector militar. “Llevan muchas cajas de whisky o de vinos chilenos y no escatiman en los gastos. Cuando traemos lomo embuchado español son los primeros que los compran. No hay límites entre los militares que mandan en Venezuela”, informó a Infobae.
En otro bodegón se venden dulces importados. “Compro grandes cantidades de chocolates para mí y mi familia, en Venezuela se consigue de todo pero hay que tener mucho dinero disponible. He pagado con billetes de 1, 5 y 10 dólares y me han dado el cambio, eso indica que hay suficientes billetes para hacer negocios”, dice Nubia J. Advierte que estos locales son seguros. “Hay mucha vigilancia y eso me gusta. No todo el que quiere entrar puede hacerlo. Si no están vestidos correctamente o si quiere pedir limosna de inmediato se les saca del local”.
Para la temporada de fin de año está la opción de comprar o alquilar los arbolitos de navidad. En este caso, el cliente debe pagar con divisas. “Es una política de la tienda. Todo lo que sea artículo de temporada se tiene que pagar con dólares o euros en efectivo”, finaliza el encargado del negocio.
Entretanto, la otra Venezuela trata de sobrevivir con un ingreso mínimo que apenas supera los 15 dólares por mes.
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