El salario mínimo de hambre impide a los trabajadores y pensionados darse sus gustos culinarios. El precio de los alimentos para untar ya sobrepasa una quincena básica.
La Verdad del estado Vargas constató que la mantequilla, la mayonesa y la salsa de tomate cuesta Bs. 25.000.
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“Tendré que comerme la arepita sola porque los pensionados solo compramos lo que es estrictamente necesario… la pensión no me permite dar esos lujos”, comentó Luisa Frontal a La Verdad.
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