Analistas afirman que los factores que influyen negativamente en la afluencia de turistas a países de la región, entre ellos la inestabilidad política, la corrupción y la delincuencia, se acentuaron en 2020 con la pandemia de la covid-19
«El turismo en Sudamérica es más frágil que en Norteamérica y Europa», dijeron los analistas de Global Data para subrayar que los factores que influyen negativamente en la afluencia de turistas a países de la región, entre ellos la inestabilidad política, la corrupción y la delincuencia, se acentuaron en 2020 con la pandemia de covid-19.
El analista de tendencias de turismo y viajes de GlobalData Craig Bradley señaló que la recuperación de la industria dependerá en gran manera de «la libertad de movimiento, la infraestructura y el costo económico de viajar».
En Venezuela este sector se ha visto muy afectado no solo por los efectos de la pandemia sino también por la cuarentena que ha impuesto la administración de Nicolás Maduro desde marzo de 2020, que ha dejado el turismo y el entretenimiento en los últimos lugares en la lista de prioridades sin tomar en paralelo medidas que ayuden a estos sectores a soportar el cierre.
De acuerdo con estimaciones de la Corporación de Turismo de Nueva Esparta, en Carnaval del año pasado 7.500 turistas fueron a Margarita, lo que supuso una disminución de 81% en comparación con años anteriores cuando hasta 40.000 personas iban a la isla durante esta temporada.
En carnaval hubo hoteles importantes de Margarita que no abrieron sus puertas porque consideraron que no era rentable para ellos reactivar sus instalaciones por menos de una semana. Prefirieron enfocarse en Semana Santa, temporada en la que históricamente la isla recibe el doble y hasta el triple de turistas que en carnaval. Sin embargo, no pudieron trabajar debido a que el gobierno impuso una cuarentena radical por 21 días, incluyendo la Semana Mayor, ante el aumento de casos de covid-19.
Destinos predilectos
Por otro lado, los países de la región con más diversidad geográfica, como Argentina y Chile, parecen funcionar mejor que las áreas centralizadas de Suramérica, como demuestra el hecho de que sus retrocesos en el nivel de afluencia de turistas sean menores a los de los que ofrecen menos variedad de paisajes, de acuerdo con Bradley. Con paisajes de desiertos, viñedos, playas, glaciares y montaña y centros turísticos construidos específicamente para disfrutarlos, así como infraestructuras para acoger cruceros, esquiar, hacer turismo gastronómico, de playa o montañismo, esos países tienen más facilidad para recuperarse.
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