La esencia de la cumbia, un género «endémico» del Caribe continental colombiano, es reivindicada por el cantautor Carlos Vives, que dice en una entrevista con Efe que en su proyecto «Cumbiana», un libro y un álbum musical, ahonda en la diversidad de ritmos que enriquecen el folclor de su región.
Ricardo Maldonado Rozo / EFE
«‘Cumbiana’ es el agua, es la tierra, el cielo y eso está ahí, en el origen», dice Vives, que este jueves participará en la decimosexta edición del Hay Festival de Cartagena con un concierto y una charla con el periodista y escritor Juan Gossaín.
En ese coloquio conversarán sobre el libro en el que Vives, de la mano del escritor colombiano Guillermo Barreto, se adentra en los orígenes de la cumbia para reivindicar la importancia de los instrumentos indígenas de percusión menor, que durante décadas se les ha situado en un segundo plano detrás de los tambores que llegaron procedentes del África.
En un viaje por el caribe continental colombiano, un territorio de más de 132.000 kilómetros cuadrados donde conviven más de 10 millones de personas, Vives descubre que la cumbia está presente en todos los ritmos de la región como el vallenato, la puya, el jalao, el garabato, el chandé, el porro, el bullerengue, el mapalé, el merecumbé y la guaracha.
«Cumbiana» es un territorio exuberante interconectado por ríos y ciénagas que ofrece el sustrato que nutre las historias fantásticas que florecen en las letras de Rafael Escalona, el acordeón de Alejandro Durán, la poesía de Raúl Gómez Jattin, la voz de Etelvina Maldonado, el mágico Macondo de Gabriel García Márquez y las manifestaciones culturales de centenares de «genios» anónimos.
«Para mi cantar vallenatos siempre me hizo mirar hacia la cumbia», afirma Vives.
DE COLOMBIA PARA EL MUNDO
Vives es el artista que llevó al vallenato, uno de los géneros musicales más tradicionales de la región caribe colombiana, hasta los escenarios y emisoras más diversas del mundo, haciendo que públicos tan distantes culturalmente de lo latino bailen al son de las notas del acordeón.
«Con Cumbiana no solo ha ganado ya tres Grammys Latinos -«Mejor álbum contemporáneo/fusión tropical», «Mejor canción tropical» con «Canción para Rubén» y «Mejor video musical versión larga» con «El mundo perdido de Cumbiana»- sino que también conquistó el pasado 14 de octubre la plataforma estadounidense Tiny Desk Concerts NPR Music.
«A mí me da alegría cuando podemos romper un poquito todas las fronteras que ha impuesto la cultura, la lengua (…) Como decía la salsa, es ver un esquimal oyendo un vallenato», asegura en una entrevista virtual con Efe.
Agrega: «Yo siento que los colombianos siempre queremos que la gente conozca nuestras cosas y nos gusta atender a la gente, tenemos eso de que nos quieran, que la gente venga, que la gente nos conozca».
Su producción musical, hoy madura, es el resultado de la búsqueda incesante de las más profundas raíces de su ser caribe, por lo que reconoce que es «a partir de unas percusiones o de unos patrones vallenatos, o cumbieros, o porreros, o chandoseros, o sonpalenqueros» donde se siente «más real» y «más útil».
«De pronto hay gente que dice: tenemos que traer a este man (Vives) al Festival de Jazz para que lo oiga el pueblo de Nueva Orleans porque es que lo vimos tocar una vaina como con acordeones, habla en español, no le entendemos un carajo, pero hay que traerlo al Festival de Jazz», dice.
VIVES VIRTUAL
La pandemia obligó a virtualizar casi todas las formas en que nos relacionamos los seres humanos y los conciertos de Vives no fueron la excepción.
Sus planes de 2020 que incluían una «gran gira por Europa» se trastornaron y los de 2021 se mantienen inciertos, pero el artista sostiene que no podemos decirnos «mentiras» con todo lo que se vive.
«No se puede vivir sin abrazos, no se puede vivir sin encuentros, no se puede vivir sin brincar juntos en un concierto», considera Vives, que agrega que «todo esto al final, como otros momentos en la humanidad, será una anécdota».
Es por eso que recuerda que en los últimos años ha construido «algo maravilloso» en Europa. «Hemos consolidado un público muy espectacular y lo extrañamos profundamente porque además accedimos a escenarios muy hermosos».
EL TIEMPO PERDIDO
Cumbiana, además de mostrarle la esencia de la cumbia, le reveló un mundo que se ha perdido en la memoria y que se mantiene inaccesible al común de la gente por las condiciones sociales, políticas y de orden público presentes en algunas zonas apartadas de Colombia.
«Hemos perdido tanto tiempo en no reconocernos, en no conocernos, hemos gastado tanta fuerza en apartarnos, en pelearnos, en tantas guerras civiles, que obvio no sabemos lo que tenemos, obvio les va a seguir pasando, como a Carlos Vives, que cada vez que hablo del tema, digo carajo, yo pensé que sabía algo y no sé nada», expresa.
Señala que la idea es mostrar «un poquito nuestra tragedia» de no conocer «nuestro» y «eso explica en gran parte nuestra incapacidad de reconocernos, de querernos, de apoyarnos, de vivir en nuestras diferencias».
«Es increíble, es un universo increíble que desconocemos, es un imaginario de personajes, de historias, de genios, de inframundos, de gente maravillosa, de contadores de historias, de cuentos», concluye.
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