No se había estrenado y el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ya había calificado la serie de Netflix sobre Simón Bolívar como una «basura».
«Las televisoras de la oligarquía colombiana van a inaugurar una miniserie de Bolívar», dijo el día antes del estreno.
«Cuántas mentiras, difamaciones y basura pondrán en la miniserie», añadió. Y pidió luego a sus bases que salieran en «defensa (de Bolívar) frente a la mentira de la oligarquía colombiana».
«Bolívar, una lucha admirable» se estrenó el 21 de junio en Estados Unidos y América Latina. Aún no se puede ver en Colombia, pero se espera que Caracol Televisión, la cadena que coprodujo la serie, la trasmita por televisión abierta en los próximos meses.
Las palabras de Maduro marcaron las primeras reseñas sobre la serie, compuesta por 60 capítulos de 50 minutos, que intenta hacer un retrato íntimo del Libertador de Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.
Protagonizada por dos actores venezolanos, Luis Gerónimo Abreu y José Ramón Barreto, la serie se enfoca en la compleja vida personal de uno de los personajes más importantes de la historia política de América.
«Bolívar podía pasar de la depresión a la euforia, de la ira a la alegría en cuestión de momentos«, le dice Abreu a BBC Mundo.
«La pasión que sentía por sus ideales, por su ideal de libertad, por su sueño de la Gran Colombia, rayaba en la obsesión, tanto que se acercaba a la locura», añade.
La serie de Netflix, entonces, intercala la historia del Bolívar joven y huérfano y el Bolívar iracundo, idealista y apasionado por la independencia.
«Nuestro interés fue resaltar al héroe desde lo humano«, explica Abreu. «Quisimos humanizarlo, con sus defectos y sus errores, para engrandecerlo. Porque Bolívar no era un superhéroe de bronce como las estatuas, sino un ser humano, más bien pequeño y modesto, que sin superpoderes se convirtió en un superhéroe de carne y hueso».
Pero si en la cultura popular hay consenso de que Bolívar fue un héroe, el debate historiográfico sobre el contenido de sus pensamientos políticos sigue.
Desde la presidencia de Venezuela y con el impacto mediático que siempre lo caracterizó, Hugo Chávez se introdujo en la discusión para darle a Bolívar la significancia que según él omitió la historia oficial.
El mandatario no solo mandó a exhumar los restos de Bolívar para crear una nueva imagen de su rostro, sino que, basado en estudios realizados en Venezuela de los mismos, cuestionó la narrativa de que Bolívar había muerto de tuberculosis.
Y concluyó que Bolívar había sido asesinado por la «oligarquía colombiana«en alianza con Estados Unidos.
Esa reinterpretación de la historia está en el corazón del discurso chavista, que acoge a Bolívar —y luego, tras su muerte, a Chávez— como su mártir y fundador mitológico.
¿Qué hay detrás de la crítica de Maduro?
El historiador Omar Galíndez, frecuente comentarista en foros chavistas, ve en Maduro «un celo excesivo de intentar cuidar la figura de Bolívar«.
Pero explica que detrás del escepticismo del presidente venezolano hacia la serie está el debate que planteó el chavismo sobre el legado del Libertador.
«El chavismo exaltó los valores nacionalistas y antiimperailistas de Bolívar y le dio una significación en el proceso de neocolonización que ha habido en nuestros países, sobre todo en Venezuela, país petrolero», le dice a BBC Mundo.
Según los críticos, esa reinterpretación chavista de Bolívar fue una «apropiación arbitraria de una figura histórica con fines políticos».
En términos generales, Colombia y Venezuela han tenido una histórica divergencia sobre Bolívar, cuyo legado se suele contrastar con el de Francisco de Paula Santander, su aliado independentista que, supuestamente, lo traicionó cuando sacrificó el proyectó de la Gran Colombia por el federalismo.
En teoría, Santander representa la institucionalidad, el liberalismo y el federalismo, mientras que Bolívar, el sueño continental latinoamericano centralista.
A partir de esa mitificada rivalidad entre Bolívar y Santander, tema sobre el que se han escrito decenas de libros y teorías, se creó la idea de que los venezolanos promovían la unión de los pueblos y los colombianos, la separación.
«No se puede caer en reduccionismo como esos, pero es innegable que la oligarquía, no solo la oligarquía bogotana, sino caraqueña y quiteña, negaban el proyecto bolivariano de la Gran Colombia», dice Galíndez.
El historiador concluye que «la advertencia de Maduro (sobre la serie) se inspira en los resquemores que dejó el comportamiento histórico de las oligarquías«.
Sensaciones nacidas hace dos siglos que, ahora, con una serie truculenta, han sido reflotadas por el sucesor de Chávez.
Información de BBC