El escultor estadounidense de origen sueco Claes Oldenburg, pionero del movimiento pop-art y conocido por sus gigantescas obras que representan objetos cotidianos como hamburguesas, barras de labios y enchufes eléctricos, ha fallecido a los 93 años, informó la Galería Pace, que le representaba.
AFP
Arne Glimcher, fundador de la galería, lo calificó como «uno de los artistas más radicales del siglo XX», que «cambió la naturaleza misma de la escultura» y cuya «influencia todavía se siente hoy».
En un mensaje para la AFP, la galería explicó que el artista «se estaba recuperando de una caída y falleció en su casa y estudio de Nueva York».
Sus gigantescas esculturas hicieron de Oldenburg un artista aclamado por la crítica y muy popular a lo largo de su dilatada carrera. Millones de personas han visto sus obras en lugares al aire libre como plazas públicas.
«Junto con su esposa y colaboradora durante mucho tiempo, Coosje van Bruggen (fallecida en 2009), Oldenburg realizó más de 40 proyectos públicos a gran escala en todo el mundo», añadió la galería.
Antiguerra
Una de sus creaciones artísticas, «Lipstick on a Tank», expuesta en el campus de la Universidad de Yale a finales de los años 60, causó sensación y se convirtió en un símbolo para los opositores a la guerra estadounidense en Vietnam.
En Filadelfia, una pinza de ropa con el número «76» marcó el bicentenario de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, en 1976.
Nacido en Estocolmo en 1929, Oldenburg obtuvo la nacionalidad estadounidense. Su padre, diplomático, era cónsul general de Suecia en Chicago. Estudió en la Universidad de Yale y, más tarde, en la Escuela del Instituto de Arte de Chicago. En 1956 se instaló en Nueva York, donde desarrolló su carrera.
«Oldenburg se dio a conocer en Nueva York a finales de la década de 1950 y principios de los 60, cuando montó sus ‘Happenings’, una serie de instalaciones delirantes y actuaciones inspiradas en su entorno» en el Lower East Side de Manhattan, explica la galería en su homenaje.
«Estoy a favor de un arte que se mete en la mierda de todos los días y aun así sale adelante. Estoy a favor de un arte que imite lo humano, que sea cómico, si hace falta, o violento, o lo que sea necesario», escribió el escultor en su manifiesto de 1961.
La obra de Oldenburg se ha expuesto en el MoMA, el Whitney de Nueva York y el Guggenheim de Bilbao.
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