Las peleas quedaron en un segundo plano en el regreso de los Pimpinela al Festival de Viña del Mar tras 36 años de su primera y hasta hoy única vez en el escenario de la ciudad chilena. La razón, los recuerdos que sobrevolaron el primer recital de los hermanos Galán tras la muerte de su madre.
Poco importó que el concierto empezara al filo de las 2 de la madrugada en una fría noche en el anfiteatro de la Quinta Vergara.
El público desprendió un fuerte calor humano para el dúo argentino, ya que, además de corear todas sus canciones, exigió que se les entregara la emblemáticas Gaviotas de Plata y Oro.
El arranque del repertorio fue de primer curso de «Pimpinología». Una pelea musical como las que desde hace casi 40 años les han hecho recorrer el mundo.
«Jamás volverás a verme aunque me lo pidas», dice él. «Te juro solo con eso ya soy feliz…», remata ella en el estribillo de «Mañana», canción incluida en su disco «Marido y mujer», de 1988.
No fue hasta varias discusiones después, tras la quinta canción, que Lucía, de 58 años, y Joaquín, de 64, saludaron a las abarrotadas gradas del recinto -un aforo de unas 15.000 personas- para revelar su felicidad por volver a Viña del Mar tras tantos años.
La anterior y primera vez fue en 1984, cuando presentaban en América su «Olvídame y pega la vuelta».
«Esto tiene que ser un gran karaoke. Nosotros cantamos y ellos escuchan», dijo la cantante, que obtuvo un «¡siii!» tajante del «monstruo», como se conoce al público del popular festival chileno.
Y es que difícil es resistirse a cantar eso de «A esa… ¿qué le puede costar hacerte feliz una hora por día?» o «Valiente.. y te tiemblan las piernas cuando una mujer te pide lo que no tienes…».
«35 años escuchando lo mismo… no creo que se atreva esta noche en Viña», soltó el integrante masculino.
Al llegar a la undécima canción, la emoción pasó a ser la protagonista absoluta.
«Esta canción comenzó dedicada a nuestro padre, que falleció en 1985, y desde hace un mes se la dedicamos también a nuestra madre, que fue la que nos empujó para que cantáramos juntos», expresó Lucía sobre «El amor no se puede olvidar».
Con fotos de fondo de su madre, María Engracia, que murió el 12 de enero pasado a los 96 años, sin poder reprimir las lágrimas y con la voz casi quebrada la cantante fue desgranando junto a su hermano una a una de las frases de esa sentida canción
Lo mismo ocurrió con la también muy personal «Hermanos».
«Mamá siempre estaba ahí sentadita en las filas» de los conciertos, recordó Joaquín.
Tras recibir de los presentadores del festival, María Luisa Godoy y Martín Cárcamo, su primera Gaviota de Plata -«una gaviota que nos va a seguir haciendo volar», reconoció el dúo-, la organización del festival emitió una vieja entrevista a la madre de los cantantes a modo de homenaje.
«¡Oro!, ¡oro!, ¡oro!», empezaron a corear los espectadores, para reclamar otra gaviota más de esa categoría, que finalmente recibieron los hermanos.
Rocío, la hija de Lucía, y Francisco, el de Joaquín, aparecieron en el escenario para compartir, junto a sus padres y más allegados, la canción «La familia», con la que se cerró definitivamente el capítulo emocional de la noche para sacar del cajón su mayor hit.
«Por eso vete, olvida mi nombre, mi cara, mi casa y pega la vuelta»…. Al sonar el himno, la Quinta Vergara no podía vibrar más ya casi a las 3 de la mañana.
Con «Una estúpida más», «Cuánto te quiero» y «Hay amores que matan», los Galán, que en 2019 recibieron el Latin Grammy a la Excelencia Musical y han editado hasta el momento más de 25 discos, decidieron dar por cerrada la velada.
Su próximo objetivo…. estrenar el 4 de marzo próximo su nueva canción, «Traición», y prepararse para mayo, cuando su presentación durante dos noches seguidas en el Luna Park de Buenos Aires (los días 8 y 9) será el comienzo de una nueva gira que les llevará a recorrer diversas ciudades argentinas y de otros países.
EFE
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