La polémica por la presencia de Roman Polanski en la sección oficial de la 76 Mostra de Venecia arreció en la jornada de inauguración al anunciar la presidenta del jurado, Lucrecia Martel, que no asistirá a la gala en la que se proyectará el último trabajo del cineasta, condenado por violación.
Sus declaraciones le robaron protagonismo a las estrellas del día, Catherine Deneuve y Juliette Binoche, que abrieron la competición con La verité, un drama madre-hija del japonés Hirokazu Kore-eda sobre la necesidad humana de mentirse a uno mismo.
“No voy a asistir a la gala de Polanski porque represento a muchas mujeres que estamos luchando en Argentina por cuestiones como ésta, no deseo ponerme de pie y aplaudir”, dijo Martel en rueda de prensa, flanqueada por el director del certamen, Alberto Barbera.
Polanski, en busca y captura de Estados Unidos por la violación de una menor en 1977, presentará el viernes a competición J’accuse: An Officer and a Spy en la que dará su visión sobre el caso Dreyfus.
Si pone un pie en Italia corre el riesgo de ser detenido para su extradición a Estados Unidos, como ya le ocurrió hace una década en el festival de cine de Zúrich.
Martel confesó que le ha resultado difícil tomar una decisión sobre su participación en el jurado de esta Mostra debido a la participación de Polanski y también ha tenido en cuenta la posición de su víctima que a día de hoy considera el caso cerrado.
Madre e hija
El papel del artista y su egocentrismo es el tema abordado en el filme La verdad del cineasta japonés Hirokazu Kore-Eda, protagonizado por Catherine Deneuve y Juliette Binoche.
Las difíciles relaciones entre madre e hija del galardonado realizador japonés, en competición por el León de Oro, es un retrato de las contradicciones, envidias y rencores, narradas por el vencedor el año pasado de la Palma de Oro en Cannes con el genial filme Un asunto de familia.
Para la primera película que realiza fuera de su país, Kore-Eda escogió una elegante casa de París rodeada de árboles, en la que reside Deneuve, en el papel de Fabienne, estrella del cine francés, rodeada de hombres que la adoran y algo tiránica, la cual recibe a su hija, Binoche con hija y marido, en un juego entre realidad y ficción.
El complejo mundo de las relaciones familiares, con recuerdos cruzados, dolores sin confesar y muchos malentendidos, sigue inspirando al director japonés, de 57 años de edad, que esta vez se mide con actores y actrices europeos, a excepción del estadounidense Ethan Hawke, lo que resulta todo un reto.
“Es el retrato de una actriz excesiva. Es alguien muy lejos de lo que soy, por eso me divirtió participar”, contó Deneuve en una charla con la AFP.
La presencia de la estrella francesa, que ha sido siempre muy crítica con el movimiento Me Too iniciado en 2017 para denunciar la agresión sexual y el acoso sexual en el cine, coincide con las polémicas que acompañan la apertura del certamen por la participación de Polanski.
Deneuve ha siempre defendido al cineasta y considera que las críticas que ha recibido son demasiado “violentas” y que no tienen en cuenta que el tiempo ha pasado.
La actriz desfiló por la alfombra roja con su tradicional elegancia, vestida en negro con un chaleco anaranjado, siendo la primera de la lluvia de estrellas y leyendas del cine que pasarán por el Lido veneciano.
EFE
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