Durante años la familia Torlonia se hizo con la mayor colección privada de mármoles greco-romanos del mundo, todo un tesoro expuesto ahora al público en Roma por primera vez desde 1940, pero empañado por la pandemia, que ha paralizado esta esperada muestra hasta diciembre.
EFE
Los Museos Capitolinos exhibirán hasta el 29 de junio de 2021 un total de 93 piezas entre bustos, sarcófagos, bajorrelieves y estatuas seleccionadas de la colección Torlonia, que se compone de seis veces más obras de arte, un total de seiscientas veinte. La exposición sin embargo ha tenido que cerrar sus puertas este mes después de que el Gobierno italiano haya decretado hasta el 3 de diciembre la clausura de todos los museos del país para tratar de contener el avance de la pandemia de coronavirus.
Los Torlonia acumularon la mayor colección privada de esculturas antiguas del mundo, obtenidas de las excavaciones en sus terrenos y villas, pero también compradas de otras importantes colecciones como la del restaurador Batolomeo Cavaceppi y del marqués Giustiniani.
En sus piezas aparecen inmortalizados en piedra los hombres y mujeres que forjaron la leyenda del Imperio Romano: no falta el busto togado del joven Augusto, primer emperador; de Trajano, con coraza militar; de Marco Aurelio y, cómo no, de Julio César.
Excepcionales son también los bajorrelieves que representan la vida de entonces, los hábitos y creencias de aquellos romanos, pero también el funcionamiento de la sociedad que recrearon. A lo largo de la exposición se explica el proceso de restauración que muchas de las obras experimentaron a lo largo del tiempo, reflejando el gusto de cada época a la hora de «completar» las partes que cada escultura había perdido en sus destinos. Así, puede apreciarse el un Hércules apodado sardónicamente «Frankenstein» al estar recompuesto por un total de 112 piezas, o una cabra del I d.C cuya cabeza fue renovada por Gian Lorenzo Bernini.
Los ojos y la barba del chivo dan fe de la mano del maestro. En resumidas cuentas, con esta extraordinaria muestra el público podrá admirar piezas que no se veían desde que el Museo Torlonia echara el cierre tras la II Guerra Mundial. Y esta es «una promesa y un compromiso» que mantenía con la ciudad, explica uno de los comisarios, el profesor Carlo Gasparri.
La importancia de la colección Torlonia es excepcional. Basta pensar que suyo es el primer catálogo ilustrado de obras de arte, datado en 1884, con fotografías de las obras sobre un fondo negro, un volumen estudiado por los arqueólogos más prestigiosos.
Durante el recorrido, bajo la mirada de emperadores, damas, dioses y héroes, llama la atención, por inesperada, la única pieza de bronce, la escultura del general Germánico, padre de Calígula, del siglo I d.C, hallada dieciocho siglos después bajo tierra.
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