Un grupo insurgente atacó este domingo en Kabul las oficinas del candidato oficialista a primer vicepresidente, el día de apertura de la campaña electoral, provocando al menos dos muertos y 25 heridos, horas después que el presidente Ashraf Ghani asegurara que «la paz está llegando».
El ataque se inició hacia las 16h40 locales (12h10 GMT), cuando se registró una fuerte explosión cerca de la oficina de Green Trend, una organización de la sociedad civil centrada en los jóvenes fundada por el candidato a primer vicepresidente, Amrulá Saleh, quien salió ileso.
Luego un grupo de hombres inició la segunda fase del ataque ingresando al edificio disparando sus armas. Tres horas después, el ataque seguía en curso, sin que ningún grupo insurgente se hubiese atribuido la iniciativa, según la AFP.
«Las fuerzas de seguridad acordonaron el área y están tratando de abatir a los atacantes lo antes posible», manifestó el portavoz del ministerio del Interior, Nasrat Rahimi.
El portavoz del ministerio de Salud, Wahidulá Mayar, precisó que al menos dos personas murieron y 25 resultaron heridas.
Por la mañana, el presidente Ghani había iniciado su campaña electoral asegurando que «la paz está llegando», y que las conversaciones cruciales con los talibanes tendrían lugar.
Estas elecciones, en las que intervienen 18 candidatos, entre ellos el jefe de Estado saliente, tuvieron que ser aplazadas en dos ocasiones y ahora están programadas para el 28 de septiembre.
La campaña electoral es un desafío para las fuerzas de seguridad, encargadas de custodiar a casi dos docenas de candidatos a presidente.
El principal rival de Ghani es Abdulá Abdulá, quien actualmente se desempeña como jefe de gabinete, en el marco de un endeble acuerdo de distribución de poder negociado por Estados Unidos después de las elecciones de 2014.
«Es nuestro deber nacional y religioso aprovechar las oportunidades de paz», expresó Abdulá en un mitin de campaña.
— El peso de los talibanes —
El sábado, el ministro de Pacificación, Abdul Salam Rahimi, declaró que las conversaciones directas con los talibanes se realizarán dentro de dos semanas.
Estas conversaciones son cruciales ya que los talibanes controlan o tienen influencia sobre la mitad del territorio afgano y hasta ahora se han negado a dialogar con las autoridades a las que consideran como «marionetas».
Al margen de la guerra, el país enfrenta una gran cantidad de problemas, incluyendo un fuerte incremento de la criminalidad, una economía ralentizada, el aumento del desempleo e infraestructuras en ruinas.
Además, está presente el riesgo de repetición de ataques contra las mesas de votación, tal como hicieron los talibanes y otros grupos en el pasado, socavando la frágil democracia afgana.
El presidente Ghani insistió en que la elección de este año sería «limpia», pero la desconfianza abunda.
Por ejemplo, Sayed Jan, un estudiante de 27 años, comentó que no votará, ya que perdió la fe desde las elecciones de 2014 que se vieron envueltas en denuncias de fraude.
«Hemos sido traicionados por los candidatos en el pasado, no podemos confiar en ellos esta vez», dijo a la AFP. «Necesitamos paz en Afganistán en lugar de elecciones. Incluso si voto, la elección será fraudulenta», añadió.
AFP