El Bureau de Meteorología australiano (BOM, por sus siglas en inglés) cree que en las próximas semanas la Antártida podría registrar temperaturas cálidas récord, lo que podría provocar que los termómetros suban por encima del promedio y haya menos precipitaciones de lo habitual en los estados de Nueva Gales del Sur y Queensland (Australia), según un artículo publicado el mes pasado en The Conversation.
De acuerdo con los expertos del BOM, el calentamiento comenzó la última semana de agosto, cuando las temperaturas de la estratósfera por encima del polo sur empezaron a subir rápidamente.
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La agencia australiana cree que las temperaturas continuarán al alza y sus efectos se extenderán «hacia la superficie de la Tierra», azotando gran parte del este de Australia en los próximos meses. De hecho, pronostican que el calentamiento antártico superará la cifra récord registrada en septiembre de 2002.
Cada invierno los vientos del oeste, a menudo de hasta 200 kilómetros por hora, soplan en la estratósfera —muy por encima del polo sur— y rodean la región polar. A medida que el sol se desplaza hacia el sur durante la primavera la región polar empieza a calentarse, por lo que el vórtice estratosférico y los vientos de poniente se debilitan durante unos meses.
No solo afectará a Australia
No obstante, hay años en que esto ocurre más rápido de lo habitual. Si las olas son lo suficientemente fuertes pueden romper el vórtice polar e inviertir la dirección de los vientos, que se redirigen hacia el este. Este fenómeno es conocido como «calentamiento estratosférico repentino».
Se espera que el impacto de este fenómeno llegue a la superficie terrestre esta semana. Asimismo, habrá un cambio de los vientos de poniente del océano Antártico hacia el ecuador terrestre.
Esto implica que descenderán las temperaturas y habrá más tormentas en el estado australiano de Tasmania, la isla Sur (Nueva Zelanda) y la Patagonia, mientras que los termómetros subirán en la Australia subtropical, donde habrá menos lluvias y cielos despejados. En este último caso, no se descartan olas de calor que puedan provocar incendios, como ya ocurrió en el pasado. Además, habrá una reducción del agujero de ozono antártico en primavera y un descenso en el hielo marino antártico entre octubre y enero.
Con información The Conversation
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