Quedan apenas 48 horas para la retirada final de Afganistán, pero el brazo afgano del Daesh parece dispuesto a que sean 48 horas muy largas. El día en el que Estados Unidos realizó el último vuelo de evacuación de civiles y que el Reino Unido llevó de vuelta a casa a todos sus soldados, los yihadistas lanzaron un cohete contra un edificio próximo al aeropuerto e intentaron un nuevo ataque suicida que fue abortado por un dron estadounidense. Todas las miradas siguen fijas en ese aeropuerto internacional a la espera de la simbólica salida del último vuelo y serán los talibanes quienes tengan que proteger a quienes han sido sus enemigos durante dos décadas. Quedan unos 4.000 soldados estadounidenses en Kabul.
Tras el atentado del jueves, en el que fallecieron al menos 170 personas, entre ellas 13 marines, los servicios de inteligencia mantenían la alerta de amenaza terrorista en todo lo alto y acertaron. A media tarde un cohete impactó cerca del aeropuerto y la respuesta de Estados Unidos no tardó en llegar y lo hizo de nuevo por medio de un avión no tripulado. Un misil destruyó un vehículo que, según fuentes estadounidenses citadas por la cadena CBS, conducía un suicida que se dirigía al aeropuerto para hacer explotar su carga. «Las explosiones que ocurrieron en el vehículo tras el impacto de nuestro misil indican que llevaba una gran carga de material explosivo», detallaron las mismas fuentes. Los talibanes confirmaron la operación contra el suicida llevada a cabo por Estados Unidos en las calles de la capital.
Tras la retirada de las tropas está en el aire el programa de ataques con aviones no tripulados, una de las estrategias a las que recurre Washington una y otra vez y que le permite no tener que desplegar tropas sobre el terreno. Las autoridades del emirato, que han sufrido a los drones durante 20 años, ya mostraron su malestar el viernes tras el lanzamiento de un misil contra una base del Daesh en Nangarhar por considerarlo una violación de la soberanía nacional. Cuestionado por el tema, el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan declaró que «continuaremos tomando el tipo de medidas que estimemos necesarias para acabar con la amenaza del Daesh. Tenemos previsto seguir con estas operaciones contra ellos».
Los seguidores del califa en suelo afgano operan bajo el nombre de Estado Islámico de Joramsar y en una entrevista concedida a CNN pocos días antes del atentado adelantaron que con la llegada del emirato «reiniciaremos nuestras operaciones». Talibanes y EI libran un pulso interno que puede convertirse en un problema grave para la imagen de seguridad que emirato trata de dar a los afganos y a la comunidad internacional.
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