Más de 3.300 personas han huido de Solhan, localidad del noreste de Burkina Faso en la que murieron más de 160 personas la madrugada del pasado sábado tras ser atacada por hombres armados, advirtió hoy la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
«Temiendo por sus vidas, más de 3.300 personas huyeron a los pueblos cercanos de Sebba y Sampelga, entre ellas más de 2.000 niños y más de 500 mujeres», indicó ACNUR en un comunicado.
«Estas personas llegaron con pocas o ninguna pertenencia» y «la mayoría han sido acogidas generosamente por familias locales que comparten sus limitados recursos», añadió al señalar que necesitan «urgentemente» agua, artículos de primera necesidad, alojamiento y atención médica.
«En estrecha colaboración con las autoridades, nuestros equipos y socios están construyendo 200 refugios y ayudando a las personas nuevamente desplazadas y a otros civiles afectados por el ataque», señaló ACNUR.
No obstante, indicó que «se necesitan recursos adicionales para ampliar la respuesta» al tiempo que advirtió que «la creciente inseguridad y la presencia de grupos armados -que atacaron hace unas semanas vehículos de ACNUR- en varias partes de Burkina Faso están dificultando cada vez más el suministro de ayuda».
El ataque aún no ha sido reivindicado, pero el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM, por sus siglas en árabe), afiliado a Al Qaeda y el más grande del Sahel, ha negado su responsabilidad y ha condenado la masacre en un comunicado.
Burkina Faso sufre ataques yihadistas desde abril de 2015, cuando miembros de un grupo afiliado a Al Qaeda secuestraron a un guardia de seguridad rumano en una mina de manganeso en Tambao, en el norte del país, que aún sigue desaparecido.
En Burkina Faso la violencia terrorista se asocia a las actividades del grupo local Ansarul Islam, así como al JNIM y al Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS), que operan también en los vecinos Mali y Níger.
En el país ya hay más de 1,2 millones de personas fuera de sus hogares -más de uno de cada 20 habitantes- en la que es considerada la crisis de desplazados con un crecimiento más rápido del mundo.
Según ACNUR, desde principios de 2021, unas 150.000 personas se han convertido en desplazados internos, el 84% de los cuales son mujeres, que corren un alto riesgo de sufrir violencia de género, o niños, la mitad de los cuales han sido víctimas de violencia física y abusos. EFE
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