Una semana después de las inéditas manifestaciones del 11 de julio, Cuba regresó a su vida habitual, pero varios expertos consultados por AFP creen que la inconformidad de la población continuará si no hay cambios profundos en la economía y una ampliación de las libertades civiles.
AFP
Estos son algunos de los escenarios que los expertos prevén en la isla:
Investigación de líderes de las protestas
Al grito de «tenemos hambre», «abajo la dictadura» y «libertad», las protestas se extendieron a más de cuarenta ciudades, dejando un muerto y centenares de detenidos, entre ellos activistas, opositores políticos y periodistas independientes.
El politólogo cubano Rafael Hernández cree que mientras la vida retoma su ritmo, las autoridades se enfocarán en acotar a los opositores políticos.
«Esperaría que los tengan bajo vigilancia estricta y como se les ocurra moverse en una acción de convocatoria los van arrestar», dice Hernández.
Para Rafael Rojas, historiador y ensayista cubano residente en México, «hay un proceso de neutralización» de una parte de la base social que «sostuvo la protesta», y «se ha echado a andar todo un operativo de identificación de posibles líderes».
Esto no evitará «un nuevo estallido social, tal vez no de las dimensiones de lo que vimos» pero «sí puede haber protestas más localizadas, más delimitadas».
Reformas económicas
La escasez de alimentos y medicinas, en medio de la crisis por la pandemia, alimentaron la molestia social, luego de la peor caída de la economía (-11% en 2020) en casi 30 años.
El presidente Miguel Díaz-Canel lanzó un grupo de medidas para calmar los ánimos. Autorizó a viajeros a importar alimentos y medicinas sin impuestos, dio acceso a la canasta básica subsidiada a unas 300.000 personas que perdían ese derecho por haberse mudado, y ordenó la liberación de la escala salarial en la empresa pública.
«Veo un escenario de política social de emergencia (…) dirigida a amortiguar el golpe», explica Hernández. Otros analistas preconizan acelerar los cambios e impulsar el emprendimiento privado con la aprobación de las Pymes.
«Mantiene una táctica de ir aflojando poco a poco para ir soltando presión» y eso «es una táctica fallida porque no soluciona los problemas del país estratégicamente», dice de su lado, Mauricio de Miranda Parrondo, economista y académico de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali.
Libertades políticas
El 27 de noviembre pasado, unos 300 artistas se manifestaron para pedir mayor libertad de expresión, algunos denunciaron después estar impedidos por policías de salir de sus casas y ser incomunicados.
La constitución cubana aprobada en 2019 reconoce el derecho a la libre expresión, la manifestación pública y la creación de asociaciones civiles, entre otras libertades.
«La libertad de asociación y expresión y manifestación de una sociedad civil cada vez más autónoma, eso no esta descartado del propio proyecto constitucional (…) y de los lineamientos del partido comunista», reconoce Rojas.
Retomar la vía reformista «de derechos civiles me parece que sí sería un mensaje con muy buena recepción, tanto dentro como fuera de la isla», añade.
La posición de EEUU
Uno de los factores que asfixió a Cuba en el último año fue el recrudecimiento de sanciones dictadas por Donald Trump, como parte del embargo contra la isla desde 1962.
Cuba esperaba que con la llegada de Joe Biden se reactivará los canales para el flujo de remesas y permitiera la llegada de cruceros a la isla, pero el jueves el mandatario se refirió a Cuba como «un Estado fallido que reprime a sus ciudadanos».
«Es una continuidad» de las políticas de Trump. «Se mantendrá en este status quo» –vaticina Rafael Rojas– «que se suma a toda la serie de condiciones que se están dado dentro de la isla para producir este tipo de estallido».
Éxodo de migrantes
El antecedente más cercano a las multitudinarias manifestaciones del 11 de julio es el «Maleconazo» en agosto 1994, la única protesta masiva que enfrentó Fidel Castro después del triunfo de la revolución en 1959.
Las autoridades norteamericanas alertaron la semana pasada a los cubanos que «no salgan al mar». Hace 27 años ,34.000 cubanos emigraron en un mes.
Una parte de la población «que no apueste a la manifestación sino al éxodo» podría crear un escenario de conflicto con Estados Unidos que en esta ocasión no alienta la migración cubana, dice Rojas.
Pero De Miranda descarta una salida masiva como válvula de escape debido a que «la pandemia frena esa posibilidad». Y si el gobierno cubano «acude al expediente de permitir una salida ilegal masiva podría ser el argumento para que Estados Unidos adopte una posición mucho más radical».
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