La arenga del presidente de Bolivia, Luis Arce, a la población de «aguantar y resistir» el nuevo coronavirus hasta que lleguen las vacunas compradas por su Gobierno, lo que a su juicio será la «solución» a la pandemia, ha levantado polémica ante la segunda ola de contagios que azota al país.
EFE
La primera vez que Arce expresó que los bolivianos deben «aguantar» la covid-19 fue la pasada semana durante el acto de suscripción del contrato para adquirir más de cinco millones de dosis de la vacuna de la farmacéutica AstraZeneca y la Universidad de Oxford, cuyo primer lote llegará al país en abril.
«Nuestra población tiene que tomar conciencia de que durante estos dos meses que nos queda hay que aguantar, hay que fortalecer y reforzar las medidas preventivas contra el coronavirus», sostuvo Arce en esa ocasión.
Semanas antes, el Gobierno también contrató la adquisición de más de cinco millones de dosis de la vacuna rusa Sputnik V, un acto en el que Arce señaló que se quiere comenzar un proceso de inmunización a través de las dosis para volver gradualmente a la normalidad.
Se prevé que el primer lote de 1,7 millones de estas vacunas arribe en marzo y este mes se contará con un avance de 6.000 dosis destinadas a las personas en primera línea, como los médicos.
«Los bolivianos no podemos vivir todo el tiempo atemorizados por el virus, de no hacer nuestras actividades que involucran temas económicos, sociales e inclusive políticos aferrados o supeditados a la presencia de un virus», indicó en ese acto.
Arce mantuvo esa posición cuando el fin de semana posesionó al nuevo ministro de Salud, Jeyson Auza, después de que el ahora exministro Édgar Pozo se contagiara de covid-19.
«Aguantar significa resistir a este embate de esta nueva ola, pero no resistir sin una estrategia», expresó Arce.
Según el mandatario «aguantar no significa encerrar a los bolivianos en sus hogares en una cuarentena rígida», ni sacar a los militares y la policía a las calles, como hizo la expresidenta transitoria Jeanine Áñez el año pasado para evitar más contagios en la primera ola.
Además recalcó que la «solución estructural al problema» es la vacunación.
Su pedido de «aguantar» ha generado una serie de críticas de parte de la oposición, desde la expresidenta Áñez, quien lo calificó de «irresponsable e incapaz» hasta el jefe de bancada de la fuerza opositora Creemos, Erwin Bazán, quien sostuvo que los departamentos más golpeados por la enfermedad «ya no aguantan más».
Las caricaturas y las críticas en redes sociales expresando indignación por las declaraciones de Arce no se dejaron esperar, e incluso una boliviana quien tiene a sus padres enfermos le pidió al mandatario en una extensa carta «humanidad en sus palabras».
BOLIVIA ESTÁ EN PLENO REBROTE
En tanto lleguen las vacunas, Bolivia está en pleno rebrote y revive escenas vistas durante el pico de la primera ola registrado entre julio y agosto de 2020, como la recurrente búsqueda desesperada de un espacio en un hospital o de una unidad de terapia intensiva.
O el clamor de cada vez más personas solicitando por redes sociales auxilio para encontrar un medicamento o pidiendo la donación de plasma hiperinmune que se usa en Bolivia para ayudar a la curación de enfermos.
Redes sociales como Twitter o Facebook se han llenado de obituarios y homenajes a personas fallecidas por la covid, mientras que solo el pasado sábado siete médicos murieron en La Paz por la enfermedad, ante lo cual su gremio reclamó airado por la arenga de Arce de «aguantar» hasta que lleguen las vacunas.
Este mes se registraron nuevos récords de contagios diarios desde que inició la pandemia en el país en marzo pasado, llegando a tener 2.573 contagios en un día, especialmente en los departamentos de Santa Cruz, La Paz y Cochabamba, los principales del país.
Ante esas cifras el presidente justificó que cambió la estrategia para hacer frente a la covid-19 y aseguró que hay más casos detectados debido a que en su Gobierno se hacen más pruebas.
El Gobierno se niega a volver a una cuarentena rígida para cuidar la economía, pero las autoridades locales de algunas regiones como Cochabamba y Santa Cruz optaron por retornar a «cuarentenas dinámicas» con algunas restricciones de horarios y circulación para contener los contagios.
El plan del Ejecutivo tiene tres pilares: el diagnóstico, para el cual adquirieron pruebas antígeno nasales y las distribuyeron en el eje troncal; la inmunización del cien por ciento de la población vacunable y la coordinación con las autoridades subnacionales.
Aun así, los contagios van en aumento e incluso en el mismo Ejecutivo al menos cuatro ministros están contagiados, al igual que un par de alcaldes, legisladores y el expresidente Evo Morales, ingresado en una clínica privada en Cochabamba bajo la supervisión de una «junta médica».
Con unos once millones de habitantes, Bolivia acumula desde marzo del año pasado 9.722 decesos y 191.090 contagios, según el último reporte oficial.
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