La implicación de las guerrillas étnicas birmanas en el movimiento de protesta contra la junta militar hace temer una mayor escalda de violencia en Birmania (Myanmar) e incluso una «guerra civil total», mientras continúa la represión de las fuerzas de seguridad, que ya han matado a más de 500 civiles.
El Ejército de Arakan, el Ejército de Liberación Nacional Ta’ang y el Ejército de la Alianza Democrática Nacional de Myanmar firmaron un comunicado conjunto este martes en el que advirtieron al Ejército birmano de que si no detiene sus acciones violentas defenderán y colaborarán con el movimiento de protesta civil contra la junta militar.
«El Ejército birmano debe parar inmediatamente los tiroteos violentos y el asesinato de ciudadanos que protestan pacíficamente», señala el texto, donde los tres grupos armados amenazan con anular su acuerdo de alto el fuego si continúa la matanza indiscriminada de manifestantes.
Grupos insurgentes de diferentes minorías éticas, que juntas representan más del 30 % de los 54 millones de habitantes del país, han luchado contra el Gobierno birmano durante décadas con la reivindicación de una mayor autonomía.
Aunque muchos de estos grupos mantienen un acuerdo de alto el fuego, en los últimos días se han desatado enfrentamientos entre el Ejército y algunas guerrillas.
BOMBARDEOS
Durante el fin de semana y hasta hoy, el Ejército birmano bombardeó la región controlada por la guerrilla de la etnia karen, la Unión Nacional Karen, cerca de la frontera con Tailandia.
«La probabilidad de una guerra civil ciertamente está aumentando (…). Los grupos étnicos armados podrían alinearse abiertamente con los manifestantes, lo que aumentaría la dimensión y la severidad del movimiento de protesta» comentó a Efe el experto en regímenes autoritarios en el Sudeste Asiático, Lee Morgenbesser.
El profesor de la Universidad Griffith de Australia, que recuerda que Birmania no es un país ajeno a la guerra civil ya que las guerrillas étnicas llevan décadas luchando contra el Ejército central, advierte de que la escalada del conflicto podría tener también un impacto internacional a través de las porosas fronteras de Birmania, «lo que produciría una reacción de sus vecinos».
El denominado Gobierno civil, formado por un grupo de diputados electos, aplaudió la decisión de las guerrillas de posicionarse en contra del «régimen brutal e ilegítimo de Birmania».
Este grupo de parlamentarios que forman el Comité de Representantes de la Asamblea de la Unión (CRPH) había pedido hace dos semanas a los grupos étnicos armados del país «unir fuerzas» contra la junta militar.
Dr. Sasa, que actúa como portavoz desde el extranjero de este grupo, advirtió de que «para prevenir una guerra civil total y días, semanas y meses sangrientos», el Consejo de Seguridad de Naciones Unidad debe activar el principio de la responsabilidad de proteger (abreviado R2P en inglés) para garantizar la integridad de la población.
Además, reclamó que se declare a la junta militar como organización terrorista, que se corten todos sus accesos a bienes financieros y armas y que se juzgue a los generales de la junta en la Corte Penal Internacional de La Haya.
MÁS DE 500 MUERTOS
La advertencia de los grupos guerrilleros se produce cuando la cifra de muertos por la represión de las fuerza de seguridad contra los manifestantes asciende a 510, según las estadísticas publicadas hoy por la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos de Birmania (AAPP).
Desde poco después del golpe de Estado del 1 de febrero, una ola de protestas constantes recorre toda Birmania en contra de la junta militar y a favor de la liberación de los políticos electos, entre ellos la depuesta líder Aung San Suu Kyi.
REPRESIÓN Y HUELGAS DE BASURA
Los últimos incidentes violentos ocurrieron anoche en el distrito de Dagon Sur de Rangún, donde medios locales y vecinos informan de una brutal represión de los uniformados, aunque todavía no hay un número claro de víctimas.
En la ciudad de Myingan, en el centro del país, fueron asesinadas 19 personas por las fuerzas de seguridad durante las protestas del lunes, informó hoy el portal Myanmar Now.
«Abrieron fuego contra las casas. Disparaban a cada sombra, incluidos los perros», declaró un testigo a esta publicación.
A pesar de la incesante represión, las protestas continuaron este martes en varios puntos del país y en Rangún se realizó una «huelga de basura», en la que los vecinos arrojaron desechos a la calzada en algunas calles céntricas de la antigua capital.
CRISIS HUMANITARIA
Los bombardeos de las fuerza armadas desde el fin de semana en una zona controlada por la guerrilla karen en el sudeste del país hicieron que unos 2.400 birmanos, incluidos 1.100 menores, cruzaran la frontera hacia Tailandia, de donde fueron expulsados por el Ejército tailandés.
Los desplazados por las bombas se encuentran en este momento ocultos sin cobijo, alimentos ni agua suficientes en la jungla birmana cerca de la municipalidad de Lu Thaw, relató a Efe una responsable de la Organización de Mujeres Karen (KWO, sigla en inglés).
«Les suplicaron que no los echaran. Había enfermos, ancianos y niños», dijo la representante de la KWO, que no reveló su nombre por motivos de seguridad y quien precisó que la mayoría fueron expulsados el lunes y otros pocos este martes. EFE
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