Desde el 13 de marzo, cuando en Venezuela se decretó el estado de alarma nacional por la aparición de Covid-19 en el territorio, Nicolás Maduro no ha escatimado en sus prácticas represivas y en sus violaciones a la libertad de expresión. La “furia bolivariana” va en escalada, sin importar si se trata de líderes políticos, médicos o periodistas. Para eso el régimen tiene en las calles a sus fuerzas especiales de seguridad a cargo de la represión.
Por Zenaida Amador / ALnavío
La ONG Foro Penal afirma que desde el 13 de marzo y hasta el 1 de abril registró 23 detenciones por motivos políticos. Sólo en el caso del equipo de trabajo del presidente interino, Juan Guaidó, ya suman cinco los detenidos desde el fin de semana como parte de un férreo cerco en su contra luego de conocerse las acusaciones del Departamento de Justicia de Estados Unidos contra Nicolás Maduro y varios de sus allegados, y de que este activara lo que denominó “la furia bolivariana”.
Guaidó, en un comunicado, señaló que “la tiranía de Nicolás Maduro”, en el marco del confinamiento obligatorio debido a la pandemia de Covid-19, “se aprovecha de dicha situación de vulnerabilidad para arremeter contra sus adversarios políticos, para hostigarlos, perseguirlos y encarcerlarlos forzosamente, sin el más mínimo respeto a sus derechos y dignidad humana”.
Se trata de una arremetida anunciada formalmente. “Si le tocan un pelo a un solo líder de este país, se arrepentirán para toda la vida”, amenazó Maduro en respuesta a las acusaciones en su contra y al supuesto plan de magnicidio en el que presuntamente Guaidó estaría implicado, según señalamientos del militar retirado Cliver Alcalá, quien luego de las denuncias se entregó a las autoridades de EEUU.
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