En medio de la crítica situación que atraviesa Venezuela, sumida en una emergencia humanitaria que centra la atención del mundo entero, el régimen de Nicolás Maduro no sólo utilizó el hambre de la población como estrategia política y como mecanismo de control social, sino que lo alentó como una vía para el enriquecimiento ilícito propio y de sus allegados. En este escándalo, que remueve la indignación de un país donde cerca de 90% de los hogares vive en situación de pobreza, están implicados empresarios emergentes que crecieron a la sombra del chavismo, varios altos funcionarios del régimen -muchos de ellos militares- y los propios hijastros de Maduro. Así lo reseña ALnavío.
Por Zenaida Amador / ALnavío.
La red de corrupción que creció alrededor del sistema de reparto de alimentos que se hacía con los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) y que fue denunciada durante años por varios sectores dentro y fuera de Venezuela, fue desnudada el jueves pasado por las autoridades estadounidenses sin escatimar detalles. Así, tanto el Departamento del Tesoro como una corte del Distrito Sur de la Florida mostraron el paso a paso de este esquema perverso de corrupción y lavado de dinero con el que Nicolás Maduro manejó políticamente el rechazo popular a su gestión.
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Alex Naim Saab Morán, la mayor figura de la boliburguesía internacional, fue acusado de ocho cargos ligados al lavado de dinero junto a su socio comercial Álvaro Pulido Vargas. Ambos manejaron una operación internacional sostenida con el pago de sobornos a funcionarios venezolanos en la que lavaron fondos usando cuentas bancarias ubicadas en Venezuela y en Estados Unidos, según la acusación que se hizo tras las investigaciones de la DEA, el FBI y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EEUU.
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