Cerca de cinco millones de personas abandonaron Venezuela en los últimos años para escapar de la crisis política, económica y social que azota al país, y algunas proyecciones indican que la cifra puede llegar a ocho millones al cierre de 2020. Una parte de estos emigrantes se marchó sin deprenderse por completo de sus bienes de valor, principalmente sus viviendas, a la espera de un mejor momento ya sea para regresar al país y seguir disponiendo de ellos, o para venderlos. Y aunque no hay cifras oficiales, se estima que por esta razón en Venezuela hay entre 100.000 y 150.000 inmuebles “cerrados”.
Por Zenaida Amador / ALnavío
La misma realidad económica del país propicia esta situación, pues los precios en el mercado inmobiliario se han desplomado tras la aguda recesión y el empobrecimiento acelerado de la población. Según la Cámara Inmobiliaria de Venezuela, los precios de los inmuebles son hoy 75% inferiores a los de hace dos décadas, razón por la que muchos prefieren esperar antes de “regalar” lo que les costó años de esfuerzo.
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Pero el miedo a perder las viviendas cerradas es una sombra al acecho. En muchas zonas, en especial del interior del país, los invasores y saqueadores de inmuebles son el principal peligro. Sin embargo, el riesgo mayor pareciera ser el propio régimen de Nicolás Maduro que decidió adelantar el censo poblacional, que tocaba hacer en 2021, e iniciarlo con un “registro de las unidades inmobiliarias” del país.
En el primer trimestre de 2019, debido a lo que se conoció como el “efecto Guaidó”, el precio del metro cuadrado repuntó en cerca de 5%. Todo respondía a la expectativa de que con el gobierno interino de Juan Guaidó se impulsaría un cambio político en Venezuela con la salida de Nicolás Maduro del poder, lo que abriría camino a la recuperación económica. Pero dada la prolongación de la crisis y la falta de resultados concretos para que el cambio ocurra, la pequeña burbuja terminó y la tendencia sigue siendo hacia la desvalorización de los activos.
En este contexto existen compradores dispuestos a pagar precios de remate, se trata principalmente de una élite local y de algunos inversionistas que conocen el verdadero valor de los inmuebles y que apuestan a que la circunstancia del país cambie favorablemente o se estabilice, con lo cual podrán obtener beneficios de su inversión en un plazo relativamente corto.
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