Porque no quiere o porque no puede, el presidente argentino, Alberto Fernández, no ha cumplido su principal promesa electoral, esa que le hiciera a su actual vicepresidenta, Cristina Kirchner. A un año de asumir el mandato presidencial las causas judiciales contra la expresidenta y su entorno no se han detenido. Desde el kirchnerismo, y sus aliados, crece la sospecha sobre las auténticas intenciones del presidente Fernández. Una nueva guerra interna se cocina dentro de las filas del peronismo.
Pedro Benítez –ALnavío
El retorno al poder del kirchnerismo hace un año no ha sido suficiente (por ahora) para conseguir su principal objetivo político: garantizar la impunidad judicial para la expresidenta Cristina Kirchner y su entorno.
El pasado jueves la Corte Suprema de Justicia de Argentina ratificó la condena de cinco años y 10 meses de prisión por corrupción contra Amado Boudou, exvicepresidente de la señora Kirchner en el periodo 2011-2015.
Contra Boudou pesa desde hace años una condena por haber armado una trama con el fin de controlar la imprenta Ciccone, que fabrica el papel moneda del país. Ha apelado la sentencia en varias instancias y esta ha sido ratificada en todas. Eso lo hace el primer vicepresidente en la historia argentina condenado por corrupción.
Este es sólo uno de los numerosos casos abiertos ante la justicia de ese país en los que están involucrados tanto la expresidenta como sus colaboradores más inmediatos.
Sólo Cristina Kirchner tiene 10 procesos judiciales en curso. Pero ha hecho de ellos una causa política. Se ha presentado ante su electorado como una perseguida por el Poder Judicial (lawfare) y en ningún momento ha disimulado que el propósito de retornar al poder hace un año tenía como objetivo central protegerla a ella y sus colaboradores.
Aunque al parecer Amado Boudou no es parte desde hace algún tiempo de su círculo más cercano, presenta su caso como una demostración de la persecución política contra la expresidenta. Sin embargo, la investigación en su contra que terminó en condena comenzó en 2012, cuando aún era vicepresidente.
No obstante, eso no ha impedido que un grupo de funcionarios, legisladores y gremialistas identificados con el kirchnerismo (Instituto Patria, La Cámpora y representantes de organismos de derechos humanos) hayan hecho pública una carta respaldando a Boudou y criticando duramente a la Corte Suprema de Justicia.
Pero como si lo anterior no fuera suficiente, desde el kirchnerismo son cada vez más las voces que aseguran que el presidente Alberto Fernández no “está haciendo lo suficiente” para detener las distintas investigaciones judiciales en curso. Es decir, no está presionando lo necesario a la justicia.
Luego de un año de haber derrotado en las urnas a Mauricio Macri, las causas contra la expresidenta no se resuelven y esta da señales de impaciencia.
Por su parte Fernández desde el mismo día que juró su cargo no ha dejado de repetir el mismo argumento de la vicepresidenta. En su discurso inaugural del 10 de diciembre de 2019 afirmó: “Hemos visto persecuciones indebidas y detenciones arbitrarias inducidas por los gobernantes y silenciadas por cierta complacencia mediática (…) Nunca más a una justicia contaminada por servicios de inteligencia, operadores judiciales, procedimientos oscuros y linchamientos mediáticos”.
El presidente Fernández, que se caracteriza por los matices y la ambigüedad, en este tema es meridianamente claro con la seguridad que le da su condición de profesor de derecho penal y civil.
Siga leyendo en –ALnavío
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.