Al final el empresario español que alertó al empresario venezolano sobre Pablo Iglesias, tuvo razón. Entonces todavía el líder de Podemos no era vicepresidente del gobierno de Pedro Sánchez. Pero ya en diciembre, cuando los empresarios se dieron cita, el español temía por la influencia que pudiera ejercer Iglesias en el Ejecutivo de Sánchez.
Por Caleb Zuleta | ALnavío
Las vueltas del camino. La prensa da cuenta de las tensiones internas en el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Hay una especie de debate abierto sobre quién marca la agenda en el Gobierno. Si es Sánchez o si es Pablo Iglesias. El reciente episodio, todavía en desarrollo, del ingreso vital mínimo, es la señal más clara sobre el problema.
Los voceros de Podemos, o del PSOE, o a veces el mismo Iglesias, o su esposa, ministra de Igualdad, Irene Montero, han dicho que en todo gobierno hay debate. Y los analistas señalan que esa es la naturaleza de todo gobierno de coalición. Debate, contradicciones, tensión, ruptura. El caso es que la polémica existe.
Ya no es que se apruebe o no la medida del ingreso vital mínimo sino por cómo y cuándo. Y ello depende de quién imponga los plazos y la agenda. Es así como Pablo Iglesias, Vicepresidente Segundo, logró el compromiso de Sánchez de que la medida saliera en mayo pero la presentación y los aspectos se producirían este jueves, detalle que no conocía el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá. No lo conocía por lo que declaró en la cadena Ser de que aún se trabajaba en el punto. El no lo sabía pero en cambio Iglesias sí. Al final, el líder de Podemos tuvo que admitir fallas en la comunicación, y señalar que los equipos de su Vicepresidencia y del Ministerio de Escrivá trabajarían juntos en los detalles. La presentación quedaba en suspenso. Pero se vio que Iglesias estaba dominando el ruedo.
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