La vicepresidenta Cristina Kirchner atravesó las últimas tres semanas su peor momento judicial en su primer proceso oral en el que se la acusa de jefa de una asociación ilícita que defraudó al Estado cuando fue presidenta, en más de $3.500 millones, según la estimación de la Fiscalía. De acuerdo a las pruebas presentadas por los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola, parte de esos millonarios fondos habrían terminado en manos del matrimonio Kirchner, a través de una operatoria de la que participó el empresario Lázaro Báez, amigo de Néstor Kirchner y socio comercial en distintas operaciones del la ex pareja presidencial. Sin embargo, desde 2016, el patrimonio declarado por Cristina Kirchner se redujo drásticamente producto de la donación de todos sus bienes y acciones de las empresas familiares a sus hijos, Máximo y Florencia. Fue justo al comenzar a ser investigada por la Justicia Federal.
En la última declaración jurada anual que presentó ante la Oficina Anticorrupción, correspondiente al período 2021, informó un patrimonio de $48.608.385. El monto representa un 195% más que lo que había declarado al cierre de 2020 en términos nominales, cuando había informado $16.463.095. Si se considera la inflación del 50,9% que hubo en 2021, el aumento real fue del 96%. El incremento obedece a la tenencia de dinero en el banco por $16,6 millones, ya que no incorporó bienes.
Cristina Kirchner no tiene propiedades a su nombre. No figura como dueña del departamento del quinto piso del edificio donde vive cuando está en la Capital, en Uruguay 1106, esquina Juncal. Este departamento, entre 2007 y 2011 -cuando Cristina era presidenta- fue alquilado por Lázaro Báez. No se trata de cualquier domicilio. Según la causa de los “cuadernos de las coimas”, Oscar Centeno, el chofer de Roberto Barata, fue 87 veces para llevar bolsos con dinero a ese departamento, que en su mayoría fueron recibidos por Daniel Muñoz, el ex secretario ya fallecido de los Kirchner. De acuerdo a las anotaciones del chofer del segundo de Julio De Vido y los testimonios de una treintena de empresarios arrepentidos, ese dinero provenía de coimas pagadas por empresarios para conseguir contratos con elEstado.
El domicilio de Recoleta se convirtió en epicentro de una disputa política entre el kirchnerismo y el gobierno porteño por el control de esas cuadran que rodean el coqueto edificio, con manifestaciones de simpatizantes que apoyan a la vicepresidenta, quejas de vecinos por la ocupación del espacio público. y un cuestionado operativo del Ejecutivo de la Ciudad para intentar mantener despejada la zona.
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