Los sangrientos acontecimientos de la primavera de 2006 en Sao Paulo, Brasil, evidenciaron el poder del Primeiro Comando da Capital (PCC), considerada la organización criminal más dominante en ese país.
Por: José Carlos Cueto | BBC News Mundo
El 12 de mayo de ese año, el PCC orquestó varios motines carcelarios y atacó comisarías estatales que dejaron más de 30 agentes de seguridad muertos.
Sao Paulo se paralizó: se decretó el toque de queda y se sembró el caos. Más de 500 civiles perdieron la vida en medio de los enfrentamientos entre la policía y la banda.
En 2011, un estudio conjunto de la Universidad de Harvard y Justicia Global, grupo defensor de derechos humanos en Brasil, aseguró que los ataques del PCC fueron una reacción a la “corrupción oficial” de la policía y que muchas de las muertes de civiles se debieron a la brutalidad de las autoridades.
Se conocía el poder del PCC dentro de las cárceles, pero aquella fue la primera vez que la poderosa banda propagó de tal manera la violencia en las calles.
Hoy, casi 15 años después de esos hechos y casi 30 desde su creación en la década de los 90, el PCC no es solo hegemónico en Brasil, sino también en Sudamérica.
Esto lo aseguran informes y académicos consultados por BBC Mundo.
El PCC y otras organizaciones poderosas como el Comando Vermelho (CV) y la Familia do Norte (FdN) primero controlaron las cárceles y luego varios estados brasileños. Entonces, expandieron su poder fuera de Brasil y dominaron varias rutas de narcotráfico, su negocio más rentable.
Todo gracias a la fragmentación del negocio de la droga y a la desaparición de los grandes cárteles de los 80, la dificultad de los estados para controlar el narcotráfico y el incremento de la población carcelaria, que ha nutrido las filas tanto del PCC como de otras organizaciones criminales en Brasil.
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