En un video compartido en sus redes sociales, el primer ministro israelí se mostró al público para confirmar su buen estado de salud, horas después de ser internado en un hospital cercano a Tel Aviv por complicaciones cardíacas. El premier estará en el parlamento israelí el próximo 24 de julio para presenciar la lectura final de la reforma judicial que ha provocado una nueva jornada de protestas este domingo.
El líder israelí de 73 años fue ingresado en la entidad médica después de sufrir un «episodio de deshidratación», mismo que habría provocado una «arritmia temporal» según describieron sus médicos. Después de una intervención quirúrgica exitosa, Netanyahu tendría el alta médica el próximo lunes para estar presente en la posible aprobación de su proyecto de ley ‘estrella’.
«Como pueden ver, estoy de maravilla (…) estamos realizando esfuerzos para completar la legislación, así como esfuerzos para hacerlo por consenso, pero en cualquier caso quiero que sepan que mañana por la mañana me reuniré con mis colegas en la Knesset.», afirmó el mandatario en su video compartido el domingo 23 de julio.
La reforma judicial, que tiene el objetivo de reducir la influencia de la Suprema Corte en los resultados del Poder Legislativo israelí, ya que bloquearía la capacidad del órgano judicial de poder vetar las decisiones de la Knesset -el Parlamento de Israel- argumentando su ‘irracionalidad’, verá debatida el ‘si’ final de los parlamentarios después de siete meses de continuas manifestaciones en todo el territorio israelí.
«Una guerra de desgaste» en Israel
A menos de 24 horas del debate final alrededor de la polémica reforma judicial, la sociedad israelí sigue mostrando su descontento con la propuesta de Benjamin Netanyahu. Según una encuesta publicada por la cadena de televisión ‘Kan’, el 46% de la población estaría en contra de la implementación de este paquete legislativo, que tendría solo el 35% de aprobación.
En una materialización de estas cifras, decenas de israelíes se plantaron frente al parlamento en Tel Aviv, después de cuatro días de marchas provenientes desde Jerusalén, para mostrar su descontento con la reforma y pedir a sus parlamentarios que no aprueben la reforma impulsada por el gobierno de Netanyahu.
«Tenemos que mantener la presión, tenemos que proteger nuestra democracia», mencionó Amir Goldstein, manifestante, para la agencia francesa AFP. El descontento se ha transportado de la calle hacia las altas esferas de la escena política, ya que la oposición política a Netanyahu sigue reacio a aceptar un consenso por la aprobación de este paquete de leyes.
El líder de la oposición, Yair Lapid, habló frente al hemiciclo israelí en la previa de la lectura final de la reforma judicial, en lo que calificó como «una guerra de desgaste» declarada por el gobierno a la sociedad civil.
«El Gobierno de Israel lanzó una guerra de desgaste contra los ciudadanos de Israel y descubrió que no se puede doblegar al pueblo. No renunciaremos al futuro de nuestros hijo», sentenció Lapid
El presidente de Israel: un mediador inesperado
En medio de lo que pareciera un conflicto activo entre el gobierno y la sociedad civil, un nombre inusual sale a la escena como un negociador con el objetivo de reducir las tensiones entre ambos bloques: Isaac Herzog.
Herzog, presidente ceremonial de Israel, regresó de su viaje a Estados Unidos, en donde precisamente busco aminorar las tensiones con el gobierno de Joe Biden, para visitar a Benjamin Netanyahu en la sala del hospital, en un momento que Herzog describió como «una emergencia».
«Es un momento de emergencia (…) tenemos que llegar a un acuerdo.», subrayó Herzog a medios locales en su llegada al hospital capitalino en donde estaba ingresado el primer ministro. El presidente israelí también anunció que se reunirá con los líderes de la oposición para dialogar y encontrar una posible salida favorable para todos los involucrados en el proceso actual.
Israel vivirá una jornada legislativa clave para el futuro de la estructura política de su gobierno. Con dos casos abiertos sobre el nombre de Benjamin Netanyahu en la Corte Suprema, sus detractores argumentan que la aprobación final de la reforma podría significar un duro golpe a la democracia israelí.
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