El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, celebró este sábado en la Casa Blanca la aprobación anoche de la ley de infraestructuras y dijo que la firmará «pronto» en una ceremonia a la que invitará a los legisladores demócratas y republicanos que votaron a favor.
EFE
Visiblemente de buen humor, el mandatario dio un breve discurso y, luego, respondió a algunas de las preguntas de los periodistas.
«No creo que sea una exageración decir que, como nación, hemos dado un paso monumental hacia adelante», dijo Biden, quien consideró que la ley de infraestructuras valorada en 1,2 billones de dólares pone a Estados Unidos en camino de «ganar la recuperación económica del siglo XXI».
Afirmó que ese tipo de leyes solo se ven «una vez en una generación» y prometió que será de gran ayuda para la clase media.
«A todos aquellos en casa que sentís que se os ha dejado atrás, que habéis sido olvidados en una economía que cambia tan rápidamente. Esta ley es para vosotros», prometió Biden, quien aseguró que el proyecto permitirá crear miles de trabajos y ayudará a bajar la inflación, actualmente del 5,4%, la peor en 13 años.
«Este es un proyecto para la clase obrera con el objetivo de reconstruir a Estados Unidos y debería haberse aprobado hace mucho tiempo», subrayó el mandatario.
La legislación, que fue aprobada por el Senado de EE.UU. en agosto, recibió el viernes por la noche el aval de la Cámara de Representantes con 228 votos a favor y 206 en contra y después de una jornada dramática en el Legislativo por las pugnas dentro del Partido Demócrata.
Aunque los demócratas tienen mayoría en la Cámara Baja, seis de sus congresistas, los más progresistas, se opusieron al texto, haciendo necesario el apoyo de 13 republicanos.
El desacuerdo entre demócratas tiene su origen en un pulso entre los dos extremos del partido sobre la aprobación de sus prioridades.
La ley de infraestructuras estuvo estancada durante meses porque los progresistas querían que se votara al mismo tiempo que el plan social de Biden de 1,75 billones de dólares.
Tras una jornada llena de tira y afloja, la mayor parte de los progresistas accedió a aprobar el plan de infraestructuras a cambio de que los centristas se comprometieran a votar antes del 15 de noviembre el plan de gasto social de Biden.
El propio mandatario dijo este sábado que tiene «confianza» en que ese plan acabará aprobándose, aunque no dio una fecha y tampoco se atrevió a aventurar que contendrá ese paquete.
Biden necesitaba una victoria esta semana después del descalabro electoral demócrata en las elecciones del pasado martes, donde perdieron la Gobernación de Virginia.
Preguntado al respecto, Biden reconoció que los resultados electorales empujaron a los demócratas a actuar, ya que los votantes enviaron un mensaje muy claro: «Hagan algo, es hora de hacer algo, dejen de hablar y hagan algo», dijo el mandatario.
La ley de infraestructuras aprobada anoche está valorada en 1,2 billones de dólares, pero solo contempla unos 550.000 millones de dólares en gasto nuevo y es sustancialmente menor al paquete inicial de 2,25 billones de dólares presentado por el presidente en marzo.
Aún así supone una de las inversiones más significativas en la infraestructura del país desde la conocida como Gran Recesión de 2008.
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