El presidente Jair Bolsonaro afirmó este sábado que no se siente presionado para que Brasil comience la vacunación contra el coronavirus y dijo no que no le importa que su país, uno de los más castigados por la pandemia, quede atrás en la carrera por la inmunización.
EFE
«Nadie me presiona para nada, a mí eso no me importa», expresó el mandatario a los periodistas tras ser cuestionado sobre posibles presiones debido a que al menos una quincena de países ya han empezado a inmunizar sus poblaciones contra el COVID-19.
Este sábado, cuando Brasil cumple diez meses de la crisis sanitaria como uno de los tres países más afectados del mundo, con unos 190.500 muertos y 7,5 millones de infectados, Bolsonaro se dio un paseo por las calles de Brasilia, visitó algunos establecimientos y saludó a diversos simpatizantes sin usar mascarillas o cualquier equipamiento de protección.
El líder ultraderechista volvió a levantar dudas sobre la seguridad de las vacunas y reafirmó que los laboratorios no se responsabilizan de posibles efectos adversos de las fórmulas, uno de los principales argumentos utilizados por Bolsonaro para justificar su postura contraria a la inmunización obligatoria.
«En todas las vacunas que he visto disponibles hay una cláusula que dice que ellos no se responsabilizan de cualquier efecto colateral», dijo.
Desde el inicio de la pandemia, el mandatario ha sido criticado por su escepticismo ante el COVID-19 y ahora es blanco de reproches por el plan de vacunación del Ejecutivo -considerado poco preciso y que no establece fechas concretas para la inmunización de los 210 millones de brasileños- así como por poner en duda la seguridad de las vacunas.
«Es razón, razonabilidad, es responsabilidad con la gente. Tú no puedes aplicar cualquier cosa en la gente», recalcó el presidente.
Durante todo el año, Bolsonaro minimizó en diversas ocasiones el impacto del coronavirus, al que llegó a calificar como «gripecita», y restó importancia a la gravedad de la crisis sanitaria.
Igualmente defendió el uso de tratamientos sin comprobación científica, como la cloroquina, y, más recientemente, se opuso a la obligatoriedad de la vacuna anticovid, que finalmente fue determinada por la Corte Suprema.
Hace unos días, Bolsonaro criticó el antídoto desarrollado por el consorcio Pfizer-BioNTech (Estados Unidos-Alemania) al decir que ese fabricante se había eximido de responsabilidad de los posibles efectos colaterales del antídoto e ironizó: «Si te tomas la vacuna y te conviertes en un caimán, es tu problema».
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