El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó este domingo que desarmar a la población no va a impedir ataques armados como los dos ocurridos el sábado en Estados Unidos, que causaron la muerte de al menos 29 personas.
«No es desarmando al pueblo que se evitan ataques como los de Estados Unidos», afirmó el mandatario, un defensor del porte de armas y que en sus primeros días de gobierno firmó un decreto que flexibilizó el estatuto que regula la venta y el porte de armas en Brasil.
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«Lo lamento. Eso también ya ocurrió en Brasil. Lo lamento. Pero no es desarmando el pueblo que se evita eso», afirmó el jefe del Estado en declaraciones que concedió a periodistas frente al Palacio de la Alvorada, la residencia oficial de la Presidencia.
Bolsonaro puso como ejemplo a Brasil, un país que calificó como «muy desarmado» debido a la legislación restrictiva y en el que ya se registraron ataques armados similares.
El caso más reciente fue en marzo pasado cuando dos adolescentes asesinaron a ocho alumnos de una escuela en Suzano, ciudad en el interior del estado de Sao Paulo. El más grave se registró en abril de 2011, cuando un joven que había sido víctima de burlas de sus compañeros asesinó a tiros a doce menores de edad en una escuela en Río de Janeiro.
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Estados Unidos vivió un trágico fin de semana con dos tiroteos masivos en menos de 24 horas, primero en El Paso, Texas, donde murieron 20 personas y luego en Dayton, Ohio, en el que fallecieron 9 más. Los dos ataques también dejaron cerca de 50 heridos.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de quien Bolsonaro se dice admirador, también es un defensor del libre porte de armas.
Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ha sido un firme defensor de la NRA (Asociación Nacional del Rifle) e incluso participó el año pasado en la convención anual de la organización, a cuyos miembros definió como «verdaderos patriotas» y reforzó la defensa de las armas como «un derecho a la libertad».
Bolsonaro, presionado por el rechazo parlamentario, tuvo que revocar en junio pasado dos decretos que había firmado para facilitar la compra y el porte de armas en Brasil, pero adoptó otras tres medidas para flexibilizar el Estatuto del Desarme para ajustar su política de liberación a las exigencias del Congreso.
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Los últimos decretos abordan por separado la flexibilización de las armas para cazadores, la adquisición y porte de armas de fuego y el registro y comercialización.
El gobernante alega que la población brasileña se pronunció contra el desarme en un referéndum celebrado hace 13 años.
La flexibilización en la compra y el porte de armas y la promoción de la «autodefensa» en la sociedad frente a la delincuencia figuran entre las principales promesas de campaña de Bolsonaro, un capitán de la reserva del Ejército.
La flexibilización es rechazada por diversos sectores de la sociedad brasileña, incluidos organismos de derechos humanos, que argumentan que la medida puede incrementar la ya grave violencia en un país que registró un récord de 65.602 homicidios en 2017.
EFE