El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, blanco de críticas por su veto a la distribución gratuita de toallas higiénicas para niñas y mujeres en condiciones de vulnerabilidad social, afirmó que si el Congreso deroga su decisión destinará recursos de la salud y de la educación para «cumplir» con la ley.
SwissiInfo / EFE
«Es solo el Parlamento derribar el veto y ahí soy obligado a promulgar y tengo que conseguir recursos en el propio Ministerio de Salud o de Educación, o en los 2», declaró Bolsonaro durante la transmisión de su programa semanal en vivo en las redes sociales.
«Es retirar un poquito de cada lugar. Estoy retirando porque soy esclavo de la ley. Si el Congreso derriba el veto, y estoy haciendo fuerza para que lo derriben, voy a conseguir los tampones», ironizó Bolsonaro, quien calculó que los recursos serán por 300 millones de reales (unos 54,5 millones de dólares).
El miércoles, en Río de Janeiro, manifestantes se dieron cita al final de la tarde en la plaza Cinelandia, tradicional sitio de congregaciones en el centro de la ciudad, donde criticaron la «falta de sensibilidad» del mandatario.
La pasada semana, Bolsonaro vetó parte de un proyecto de ley aprobado por el Parlamento que prevé la entrega gratuita de productos sanitarios a mujeres en situación de vulnerabilidad, como las que viven en las calles, las presidiarias o las adolescentes de baja renta que estudian en escuelas públicas.
El proyecto se enmarca en un amplio paquete de leyes para promover la salud menstrual en el país, donde una cada cuatro niñas ya dejaron de ir a la escuela debido a que no tienen cómo comprar una toalla higiénica, según un estudio de las Naciones Unidas (ONU).
De acuerdo con los cálculos del Senado, el proyecto beneficiaría a unas 5,6 millones de mujeres brasileñas, por lo que el veto presidencial generó una ola de críticas de los sectores ciudadanos, políticos y sociales, que calificaron la respuesta del mandatario de «absurda».
El jefe de Estado justificó que fue «obligado» a vetar partes de la medida debido a que no especificaba la fuente de los recursos destinados al proyecto, una excusa que fue duramente criticada por los legisladores e incluso por algunos aliados del presidente.
De otro lado, Bolsonaro volvió a reiterar su intención de no vacunarse contra la covid-19, porque, según él, como curado del virus tiene un sistema inmunológico con defensas altas y cuestionó, nuevamente, vacunas como la Coronavac, del laboratorio chino Sinovac y producida en Brasil por el estatal Instituto Butantan.
El gobernante calificó como «ineficaz» al inmunizante de origen chino y puso como ejemplo al ministro de Salud, Marcelo Queiroga, quien estaba vacunado con 2 dosis y contrajo el coronavirus durante el reciente viaje a Nueva York con motivo de la Asamblea General de la ONU.
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