El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, instó este miércoles al Parlamento a impedir cualquier tipo de norma que apunte a imponer alguna regulación a los medios de comunicación o aInternet, pues «la libertad está por encima de todo».
EFE
Bolsonaro asistió a la ceremonia de apertura del año legislativo, que en 2022 estará condicionado por las elecciones presidenciales, regionales y parlamentarias de octubre próximo, que llevarán a los congresistas a volcarse a sus campañas a partir de junio.
El mandatario hizo un repaso de las acciones desarrolladas por el Gobierno en el último año y, sin mención alguna a las elecciones de octubre próximo, advirtió sobre «intentos» de regular a la prensa y a las redes sociales, en el ámbito de la internet. Esa posibilidad ha sido asomada por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, seguro candidato en las elecciones de octubre y hasta ahora el más claro favorito para vencer a Bolsonaro en las urnas.
«No dejemos que nadie, sea quien sea que esté en la Presidencia, intente regular a los medios o a Internet», declaró Bolsonaro, quien es investigado por la Corte Suprema por la difusión de noticias falsas en sus redes sociales, en algunos casos con la supuesta intención de desacreditar a las instituciones democráticas.
En tono firme, el mandatario subrayó que «la libertad no puede ser violada ni regulada por quien quiera que sea», pues «está por encima de todo».
El pronunciamiento de Bolsonaro ante el Parlamento ocurrió poco después de que la Policía Federal concluyó, en el marco de una investigación por difusión de noticias falsas, que el mandatario incurrió en un delito al publicar unos informes secretos con el supuesto propósito de sembrar dudas en el sistema electoral.
Esos documentos formaban parte de una investigación de la Policía Federal sobre un ataque informático a los sistemas del Tribunal Superior Electoral ocurrido a mediados de 2018, meses antes de las elecciones de octubre de ese mismo año, ganadas por Bolsonaro y que no fueron afectadas por ese incidente.
El líder de la ultraderecha divulgó esos documentos, pese a su carácter secreto, en agosto pasado, en el marco de una campaña que desató en contra del voto electrónico, que Brasil adoptó en 1996 y que hasta hoy no ha sido objeto de una sola denuncia de fraude, pero que, según el mandatario, favorece las trampas.
Aunque la Policía Federal aseguró haber comprobado que Bolsonaro cometió un delito, dejó la presentación de una posible acusación formal en manos de la Fiscalía General, por la condición de aforado que ampara a un presidente en ejercicio.
De ese modo, la decisión sobre el futuro de ese proceso quedó en manos del fiscal general, Augusto Aras, quien informó este mismo miércoles que ha dado positivo de la covid-19 y permanecerá de reposo durante los próximos días.
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