Donald Trump dijo el pasado agosto a John Bolton, su entonces consejero de Seguridad Nacional, que quería que se congelara la entrega de 391 millones de dólares en ayudas militares a Ucrania hasta lograr que ese país anunciase la apertura de unas investigaciones sin base contra los demócratas, según el relato que el propio Bolton hace en el manuscrito de un libro inédito, publicó esta noche The New York Times. Ese documento contiene dinamita, pues supone la declaración por parte de un alto cargo directamente implicado del elemento central en el impeachment contra el presidente: que este coaccionó a un país extranjero para lograr pesquisas sobre sus rivales políticos.
Por EL PAÍS
Nada más salir a la luz la noticia, los líderes demócratas insistieron en la necesidad de que Bolton testifique en el juicio del Senado, algo a lo que los republicanos, que amparan a Trump, se han opuesto hasta ahora. «El rechazo a llamarle a él o a otros testigos relevantes y a pedir documentos es incluso menos defendible ahora. La elección es clara: nuestra Constitución o el encubrimiento», escribió la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en su cuenta de Twitter.
El magnate neoyorquino, tercer presidente de la historia de Estados Unidos en verse sometido a un impeachment, está acusado de abuso de poder por presionar a su homólogo ucranio, Volodímir Zelensky, usando como moneda de cambio esas ayudas militares que ya habían sido aprobadas por el Congreso, además de una invitación a la Casa Blanca. En concreto, pedía pesquisas sobre Joe Biden, precandidato presidencial, y el hijo de este, Hunter, por sus negocios en el país, así como sobre una teoría desacreditada de una supuesta trama de injerencia electoral para ayudar a los demócratas en 2016. La defensa sostiene que el mandatario actuó por una preocupación honesta sobre la corrupción y que la congelación de los fondos militares —un bloqueo que fue ilegal, según un informe oficial— no tuvo que ver con esas conversaciones.
Es justo lo contrario de lo que sostiene Bolton, un halcón de la era Bush que fue despedido el 10 de septiembre por Trump a raíz de sus crecientes discrepancias. En el libro, según el Times, Bolton apunta que sintió preocupación por la llamada del 25 de julio entre Trump y Zelensky, en la que el mandatario pide esas investigaciones, e incluso ofrece la colaboración en la materia de su abogado personal Rudy Giuliani, lo que supone un procedimiento completamente irregular. También se refiere al polémico despido de la embajadora Marie Yovanovitch y afirma que el secretario de Estado, Mike Pompeo, era consciente de que las acusaciones de corrupción sobre la diplomática carecían de base.
Bolton es uno de los testigos que los demócratas quieren citar en el Senado, pero los republicanos, que son mayoría en la Cámara alta, han bloqueado hasta ahora cualquier intento de escuchar nuevos testimonios y tratan de cerrar un juicio rápido con un veredicto previsible, la absolución. Los demócratas, que tienen 47 de los 100 escaños, necesitan convencer a cuatro republicanos para contar con los 51 votos necesarios y lograr que hablen este y otros testigos que consideran claves, como el jefe de gabinete y director de la oficina de presupuestos, Mick Mulvaney.
«Solo necesitamos a cuatro senadores republicanos que quieran la verdad», señaló el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer. El juicio contra el presidente a raíz del escándalo de Ucrania salió adelante en la Cámara de Representantes gracias a la mayoría de los demócratas en ella, pero la Casa Blanca negó cualquier colaboración durante la fase de investigación, bloqueando la declaración de cargos de la Administración y la entrega de decenas de documentos. Este boicoteo ha supuesto el segundo cargo que pesa sobre Trump: obstrucción al Congreso. Los demócratas piden ahora al Senado que exija la testificación de varios de ellos.
No está claro si el supuesto relato de Bolton va a suponer un punto de inflexión para los republicanos dudosos sobre un cierre tan rápido del juicio —sin oír a más testigos— o si el cierre de filas en torno a Trump va a seguir inquebrantable. Hace unos días, se mostraron abiertos a la posibilidad de testigos los senadores Mitt Romney, de Utah; Susan Collins, de Maine, y Lisa Murkowski, de Alaska. El juicio continuará este lunes con el segundo día de exposición de los abogados de Trump.
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