La presidenta de Perú, Dina Boluarte, afirmó este miércoles que su país puede sufrir «en cualquier momento un desastre de magnitud», por lo que pidió a sus compatriotas que tomen «con seriedad» los simulacros que organizan las autoridades.
EFE
«Llamo a la reflexión a todos los peruanos para asumir con seriedad estos simulacros que nos enseñan, nos capacitan y nos ensayan para que podamos cuidar nuestra vida y la de nuestros seres queridos», señaló Boluarte tras participar este miércoles en el «Simulacro Nacional Multipeligro 2023» convocado por el Ejecutivo.
El simulacro se realizó para poner a prueba las medidas de seguridad y evacuación de la ciudadanía ante un posible terremoto de magnitud 8,8 con epicentro en Lima, donde viven 10 millones de personas, casi la tercera parte de la población peruana.
Según las proyecciones del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), un sismo de esa magnitud dejaría unos 110.000 fallecidos, 2,9 millones de heridos, 1,6 millones de damnificados, 4 millones de afectados y 962.000 viviendas afectadas en la capital peruana.
Boluarte se sumó al simulacro en el Patio de Honor del Palacio de Gobierno, junto con el primer ministro, Alberto Otárola; el ministro de Defensa, Jorge Chávez; y el alcalde de Lima Metropolitana, Rafael López Aliaga.
La presidenta aseguró que el Poder Ejecutivo continuará alerta frente a cualquier fenómeno natural u otro tipo de catástrofe en el país, para lo cual se mantiene un «trabajo articulado con la municipalidad y empresas privadas».
Aseguró que esto ya se ejecutó en marzo pasado, cuando el inusual ciclón Yaku golpeó la costa norte del país, y también se está preparando ante el impacto del fenómeno de El Niño costero, que se prevé que se incrementará en los próximos meses.
Remarcó, además, que Perú se ubica en el denominado Cinturón del Fuego del Pacífico, donde se produce el 85 % de los terremotos a nivel mundial.
«Por eso digo que en cualquier momento nos puede sorprender un desastre de esa magnitud», dijo.
El simulacro de este miércoles se realizó en conmemoración del «Día de la solidaridad y de la reflexión sobre los desastres naturales», decretado en homenaje a las víctimas del terremoto que asoló en 1970 el departamento de Áncash y otras regiones, incluida Lima, con un saldo de más de 70.000 muertos y 180.000 heridos.
El Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (ONPE) informó que el objetivo fue «incidir en la importancia de la organización comunitaria para responder de manera adecuada y oportuna, tanto en los ámbitos de familias, comunidades, centros de estudios, establecimientos comerciales y de entretenimiento, entre otros, ante una emergencia».
Por ese motivo, la mayoría de departamentos del país practicó el protocolo ante un sismo y aquellos ubicados en la zona costera también efectuaron la respuesta ante un eventual tsunami.
En otras localidades se practicó ante diversos peligros que no son sismos, para lo cual se debió evacuar hacia zonas seguras o puntos de reunión, de acuerdo con las indicaciones de las autoridades o voluntarios.
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