Josep Borrell, alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea completa en estos días su primer año en el cargo. Concedió esta entrevista al profesor J.H.H. Weiler, coeditor jefe del European Journal of International Law (‘Ejil’) y del International Journal of Constitutional Law (‘Icon’).
«En este mismo momento, nuestras relaciones con Turquía se encuentran en un momento decisivo, y en Bielorrusia vemos cómo Lukashenko se está convirtiendo en un nuevo Maduro. En resumen, varias áreas geográficas en nuestro alrededor están en llamas, desde el Sahel hasta la vecindad oriental», afirmó el Alto Representante de la Unión Europea.
Aseguró que Europa «debe aprender rápidamente a hablar el lenguaje del poder», y no confiar solamente en el ‘poder blando’, como hemos hecho hasta ahora. «Por cierto, me temo que esta referencia al lenguaje del poder será una cita que marcará mi mandato».
Indicó que para alcanzar los objetivos políticos, se debe utilizar todo el abanico de capacidades para capitalizar la política comercial y de inversiones, el poder financiero, la presencia diplomática, las capacidades de elaboración de normas y los crecientes instrumentos de seguridad y defensa europeos.
«Tenemos muchos mecanismos de influencia y el problema de Europa no es la falta de poder, sino la ausencia de voluntad política para que la agregación de sus poderes garantice su coherencia y maximice su impacto. La diplomacia no puede tener éxito si no está respaldada por la acción», sostuvo.
Resaltó que la UE no es una alianza militar, e incluso se construyó contra la idea misma de la política del poder; aunque es cierto que en un mundo muy diferente. «Seamos claros, nuestro poder no es el componente militar».
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