El alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha recalcado al ministro de Asuntos Exteriores iraní, Javad Zarif, la necesidad de rebajar la tensión, tras el ataque estadounidense que mató al general persa Qasem Soleimaní, suceso por el cual Teherán ha prometido represalias.
EFE
«Hablé con el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Javad Zarif, sobre los recientes acontecimientos. Subrayé la necesidad de una desescalada de las tensiones, de actuar con moderación y de evitar una mayor escalada», escribió el político español en Twitter durante la noche del sábado.
El jefe de la diplomacia comunitaria también trató con Zarif «la importancia de preservar» el acuerdo nuclear iraní, «que sigue siendo crucial para la seguridad global».
«Estoy comprometido a actuar como coordinador», añadió Borrell.
En un comunicado este domingo, el Servicio Europeo de Acción Exterior indicó que Borrell invitó al ministro iraní a Bruselas para abordar esas cuestiones.
Asimismo, Bruselas resaltó que la conversación con Zarif forma parte de las llamadas telefónicas que el político español ha realizado desde el viernes a ministros de Exteriores de una serie de países de la Unión Europea y de Oriente Medio para tratar «los acontecimientos recientes y pasos para reducir las tensiones».
En el comunicado, se destaca que Borrell expresó a Zarif «su profunda preocupación sobre el último incremento de confrontaciones violentas en Irak, incluido el asesinato del general Qasem Soleimaní».
«Instó a Irán a actuar con moderación y a considerar con cuidado cualquier reacción para evitar una mayor escalada, que daña a toda la región y su población», añade el escrito, donde se precisa que el alto representante ofreció «su compromiso total» para contribuir a la desescalada y que abogó por «una solución política regional» como «el único camino hacia delante».
Este jueves murió el comandante de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní (IRGC), el general Qasem Soleimaní, en un ataque selectivo de Estados Unidos, una acción que muchos países han considerado que conlleva un riesgo de conflicto en el vecino Irak.
El ataque estadounidense tuvo lugar después de que seguidores y miembros de milicias chiíes iraquíes asaltaran la embajada estadounidense en Bagdad el 31 de diciembre, en medio de una escalada de las tensiones en el país.
El general Soleimaní era el encargado de las operaciones fuera de Irán de los Guardianes de la Revolución y estuvo presente sobre el terreno en Siria y en Irak, donde supervisó a las milicias respaldadas por Teherán en ambos Estados árabes.
Irán ha prometido tomar represalias por la muerte de Soleimaní, pero el presidente estadounidense, Donald Trump, aseguró este sábado que tiene identificados 52 objetivos del país persa para responder «muy rápido» y «muy fuerte» a eventuales ataques de Teherán.
Aun así, el Ejército iraní afirmó hoy que Washington no se atreverá a atacar el país persa.
Mientras tanto, las autoridades iraníes aconsejaron este domingo a Estados Unidos que retire sus tropas de Oriente Medio.
«Ha comenzado el fin de la presencia maligna de los Estados Unidos en Asia Occidental», escribió en Twitter el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, quien acusó asimismo a Washington de cometer «graves infracciones de la ley internacional con los cobardes asesinatos del viernes».