El Gobierno brasileño ignoró el 97 % de las alertas de deforestación de la Amazonía emitidas por su propio sistema de vigilancia con satélites de la mayor selva tropical del mundo desde que Jair Bolsonaro asumió la Presidencia en 2019, según un estudio divulgado este martes.
EFE
De acuerdo con el Monitor de Fiscalización de la Deforestación, una herramienta desarrollada por la iniciativa ambientalista MapBiomas, los fiscales forestales del Gobierno federal de Brasil tan sólo acudieron a verificar posibles focos de deforestación en menos del 3 % de las áreas de posible devastación identificadas por las imágenes de satélite.
Las alertas de deforestación son emitidas mensualmente por el estatal Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), que utiliza imágenes de satélite para detectar posibles nuevas áreas de deforestación en la Amazonía, pero la información enviada a los órganos de fiscalización viene siendo ignorada, según el estudio.
Mapbiomas es una iniciativa multidisciplinaria brasileña en la que participan varias organizaciones no gubernamentales, universidades y empresas de tecnología para mapear la cobertura del suelo y los cambios de uso del suelo en Brasil.
La plataforma analizó todas las alertas de deforestación emitidas por el INPE desde enero de 2019, cuando Bolsonaro asumió su mandato, y marzo de este año, cuando el líder ultraderechista intentará su reelección, y verificó si las operaciones de fiscalización habían tenido en cuenta tales advertencias.
La herramienta permitió establecer que el Gobierno federal de Brasil tan sólo intentó verificar el 2,17 % de las alertas que recibió y que las acciones de fiscalización se limitaron a un área que tan sólo equivale al 13 % de todo el territorio devastado en los últimos tres años.
El órgano responsable por la verificación de las alertas, el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (IBAMA), viene sufriendo recortes presupuestarios y perdiendo responsabilidades, funcionarios y atribuciones desde que Bolsonaro asumió su mandato.
Y esa devastación récord coincidió precisamente con el año con menor número de operaciones de fiscalización del Ibama en los últimos lustros, según MapBiomas.
La explotación económica de la Amazonía y el fin de la demarcación de nuevas reservas indígenas fueron dos de las banderas que el líder ultraderechista impulsó para llegar al poder.
Desde que asumió como jefe de Estado en Brasil, el Gobierno de Bolsonaro ha flexibilizado las medidas de control y fiscalización en la mayor selva tropical del planeta.