El canciller chileno Teodoro Ribera pidió al Consulado de Venezuela en Santiago que se haga responsable de los cientos de venezolanos que acampan fuera de su embajada desde hace al menos dos semanas y que esperan regresar a su país.
Ribera afirmó que como visitante anónimo, constató las duras condiciones de los venezolanos que pernoctan en la embajada venezolana en Santiago, cuyo embajador, el del régimen de Maduro, es Arévalo Méndez.
Los cientos de venezolanos están instalados en carpas, ocupando gran parte de la calle y soportando la caída de las temperaturas y lluvias del otoño austral con mínimas de 4 grados durante las noches.
Ribera pidió a las autoridades venezolanas «que se hagan cargo de la responsabilidad que le corresponde a todo consulado de darle protección a sus connacionales y ayuden a las personas que están acampando fuera de la Embajada con intenciones de regresar a Venezuela».
La embajadora venezolana del gobierno interino de Juan Guaidó, Guarequena Gutiérrez, ha pedido la ayuda de otros venezolanos a quienes pernoctan en la embajada, y también ha pedido a Conviasa que organice más viajes humanitarios.
La aerolínea estatal hizo dos viajes: uno el 1 de mayo, en el que recogió a ocho (sí, ocho) personas, cuyas identidades se desconocen; y otro el 6, en el que trajo a 230 pasajeros, pero solo porque estos exigieron ser atendidos en el propio aeropuerto de Pudahuel, en Santiago, cuando el avión se devolvió con apenas ocho personas.
Gutiérrez señala que la insensibilidad de la embajada chavista con sus connacionales ha sido absoluta y que no hay ninguna información sobre nuevos vuelos de Conviasa para rescatar a quienes pernoctan en la sede de la embajada.
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