La Defensa Civil siria, conocida como los cascos blancos, concluyó sus labores de búsqueda de posibles detenidos dentro de la prisión de Sednaya, situada unos 30 kilómetros al norte de Damasco, sin encontrar «pruebas de celdas secretas o sótanos ocultos».
En un comunicado, el grupo indicó que había llevado a cabo una «búsqueda exhaustiva en todas las secciones, instalaciones, sótanos, patios y áreas circundantes de la prisión» con la ayuda de «personas familiarizadas» con el recinto, gestionado por la Policía Militar siria y conocido por el uso de la tortura contra millares de presos.
Durante la operación, en la que participaron cinco equipos de rescatistas, se inspeccionaron «todas las entradas, salidas, conductos de ventilación, sistemas de alcantarillado, tuberías de agua, cableado eléctrico y cables de cámara de vigilancia» de la cárcel, pero «no se encontraron pruebas de celdas secretas o sótanos no descubiertos».
«Compartimos la profunda decepción de las familias de los miles que aún están desaparecidos y cuyos destinos permanecen desconocidos», señaló el comunicado de los cascos blancos, en el que también se instó a apoyar «los esfuerzos de la sociedad civil siria en la búsqueda de los desaparecidos».
«Los cascos blancos están comprometidos a dedicar recursos a esta causa trabajando para descubrir fosas comunes, identificar cuerpos no identificados y devolverlos a sus familias», apuntó el texto.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, ONG ubicada en el Reino Unido pero que cuenta con una amplia red de colaboradores sobre el terreno, los equipos de rescate encontraron los cuerpos de quince civiles asesinados bajo «brutales torturas» en esta prisión, aunque el comunicado de los cascos blancos no recoge esa información.
El domingo, los insurgentes declararon «libre» Damasco y el depuesto presidente sirio, Bachar al Asad, huyó a Moscú junto a su familia en el marco de una ofensiva insurgente que comenzó el pasado 27 de noviembre y fue liderada por el Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe), heredera de la exfilial siria de Al Qaeda.
Con el control de cada ciudad, el grupo fue abriendo las puertas de las cárceles, donde se encontraban numerosos prisioneros políticos, como han ido denunciando durante años organizaciones de derechos humanos, entre ellas la de Sednaya.
Esta prisión habría albergado entre 10.000 y 20.000 detenidos, según estimaciones de Amnistía Internacional, y las torturas y abusos salieron a la luz tras un motín de presos en 2008. EFE
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