Casi dos millones de personas murieron en 2016 en un accidente laboral o por una enfermedad profesional, un tipo de decesos que no dejaron de aumentar desde el 2000 y podrían acentuarse con la pandemia, indicó este viernes la ONU.
AFP
Se trata de las primeras estimaciones realizadas conjuntamente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Estas abarcan el periodo entre 2000 y 2016, por lo que no recogen el impacto de la pandemia del coronavirus, que, según un informe anterior de la OMS, acentuó la tendencia de trabajar más horas, la principal causa de muertes laborales.
«Nadie debería enfermar o morir haciendo su trabajo», explicaron los directores generales de estas dos organizaciones, Tedros Adhanom Ghebreyesus y Guy Ryder, en el informe publicado el viernes.
Cerca de 1,9 millones de personas murieron por accidentes o enfermedades profesionales en 2016, mientras que en el 2000 fueron 1,7 millones.
Durante este periodo, las cifras totales de fallecidos no pararon de aumentar, pero el porcentaje respecto al total de la población disminuyó un 14%.
El informe alerta especialmente sobre las cifras muy elevadas de muertes en el ámbito laboral en el sudeste asiático y en el Pacífico occidental, así como en los hombres y en las personas de más de 54 años.
«Casi dos millones de decesos prematuros podrían evitarse. Se deben adoptar medidas basadas en las investigaciones disponibles para concentrarse en la naturaleza evolutiva de los peligros para la salud en el trabajo», destacó la directora del departamento de Medioambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS, en un comunicado.
El estudio examina 19 factores de riesgo en puestos de trabajo, sobre todo la exposición a largas jornadas laborales, a la contaminación atmosférica, a sustancias que provocan asma, agentes cancerígenos, otros factores de riesgo ergonómicos y al ruido.
– Jornadas demasiado largas –
No obstante, la principal causa de muerte laboral son las jornadas excesivamente largas.
Unas 750.000 personas murieron en 2016 a causa de un accidente vascular cerebral (AVC) por haber trabajado al menos 55 horas semanales, según la OMS.
La exposición a la contaminación atmosférica (partículas, gases y humos) en el lugar de trabajo también causó 450.000 decesos.
En 2016, el 80% de las muertes estuvieron provocadas por enfermedades.
Las pulmonías obstructivas resultaron las más frecuentes, según el informe, con 450.000 fallecidos en 2016, seguidas por los accidentes cerebrovasculares (400.000) y las cardiopatías isquémicas (350.000).
Según el informe, las muertes por cardiopatías y accidentes cerebrovasculares, a menudo relacionadas a jornadas laborales demasiado largas, aumentaron respectivamente un 41% y un 19%.
Los accidentes profesionales acabaron con la vida de 360.000 personas, lo que representa cerca del 20% de los decesos laborales.
«Es chocante ver que hay tantas personas que mueren literalmente por su trabajo», aseguró Tedros en el comunicado.
«Nuestro informe es una señal de alarma para que los países y empresas mejoren y protejan la salud y la seguridad de sus trabajadores y cumplan con su compromiso de aportar una cobertura universal de servicios de seguridad y salud en el trabajo», añadió.
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