El gobierno de Chile adelanta la redefinición de los requisitos para que los migrantes puedan residir y trabajar, a través de las visas laborales.
El jefe del Departamento de Extranjería y Migración, Álvaro Bellolio, dijo al diario La Tercera que “se está en un proceso de levantamiento de información para ver qué visado laboral vamos a aplicar, porque habrá una reformulación de las visas laborales”.
En la nota, Bellolio señala que una visa laboral debe ser flexible, ya que debe responder a distintos incentivos. “Si bien se debe establecer una base mínima debe ser flexible para generar incentivos sobre áreas específicas entendiendo que la necesidad del país también es distinta”, explica.
El gobierno de Chile espera contar con la nueva visa laboral después de aprobar el proyecto de ley de migraciones, el cual se encuentra en el Senado, y que reemplazará a la Ley de Extranjería que data de 1975.
VISAS LABORALES
Actualmente, la principal visa laboral vigente es la sujeta a contrato, que tiene una duración máxima de dos años. Para solicitarla se necesita acreditar un contrato de trabajo en el lugar de origen ante el Consulado de Chile.
Durante el gobierno de Michelle Bachelet esta visa fue catalogada como restrictiva y, en consecuencia, se creó la visa por motivos laborales, que permitía a los extranjeros que habían ingresado a ese país en condición de turista cambiar su condición migratoria para optar a una residencia temporal y contraer contratos laborales.
Pero en agosto de 2018 llegó una nueva visa: la visa de oportunidades laborales, con una validez de 1 año, prorrogable por una vez, y que otorga la posibilidad de obtener, posteriormente, la residencia definitiva.
Para otorgarla se evalúan aspectos como la formación educacional, la edad, el idioma, la ocupación y el territorio, a través de un sistema de puntaje.
Profesionales, técnicos y personas con oficios acreditados que quisieran ir a Chile a buscar trabajo y residir podían optar a esta visa.
Pablo Valenzuela, investigador de la ONG Espacio Público, dijo a La Tercera que ese visado fue “improvisado”, pues, a su juicio, “hacia más dificultosa su solicitud, establecía preferencias alejadas de los mercados laborales, puntajes basados en ideas preconcebidas y no una construcción participativa de los actores involucrados”.
Considera fundamental “hacer del sistema un instrumento simple y que se pueda realizar a nivel de consulado en el país de origen, pero también en el país”.
“Esto es clave”, afirma.
Lee aquí la información de La Tercera
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