La relación entre China y Taiwán continúa transitando un sendero muy estrecho y peligroso. En un nuevo capítulo de esta historia, el pasado fin de semana, la potencia oriental hizo una demostración de su poderío militar para intentar atemorizar a la isla. El hecho ocurrió el último fin de semana y continuó en el inicio de la semana. El espacio aéreo de Taiwán vivió un huracán de naves de guerra del régimen chino, poniendo en alerta a la nación de 24 millones de habitantes.
China desplegó el lunes 56 aviones del Ejército Popular de Liberación (EPL) sobre la zona de identificación de la defensa aérea de Taiwán, representando el número más alto de aeronaves de guerra desplegadas hasta la fecha. Este número fue ascendiendo desde el sábado, cuando Xi Jinping envió 39 cazas a la zona. En total se registraron más de 100 vehículos de la fuerza aérea en apenas tres días.
Estados Unidos y sus aliados occidentales movilizaron parte de su flota, que realizó ejercicios de entrenamiento en una zona cercana al Mar de Filipinas Oriental. Ante este hecho, Beijing quiso mostrar su poder y su autoproclamado control sobre Taiwan. “Estados Unidos está muy preocupado por la provocativa actividad militar de la República Popular China cerca de Taiwán, que es desestabilizadora, corre el riesgo de cometer errores de cálculo y socava la paz y la estabilidad regionales”, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, en un comunicado. “Instamos a Beijing a que cese su presión y coerción militar, diplomática y económica contra Taiwán”, añadió.
Por su parte, los ejercicios militares y la aparición en la zona de conflicto fueron unos de los varios gestos de la administración de Biden hacia Taiwán, mostrando su apoyo en su lucha contra la opresión del Partido Comunista Chino que se declara gobernante del territorio de Taiwán sin nunca haber controlado la isla realmente. Al igual que Estados Unidos, la comunidad internacional se acerca cada vez más a Taiwán a medida que el reclamo a China aumenta agresivamente.
Según un artículo publicado por Bloomberg, el apoyo internacional a Taiwán “se suma a un ambiente político interno cargado en China, donde Xi debe proyectar fuerza mientras intenta controlar los riesgos económicos antes de una reunión clave del partido en noviembre que podría allanar el camino para asegurar un tercer mandato de cinco años como líder”.
La presidenta democrática de Taiwán, Tsai Ing-wen, hizo un pedido a las democracias del mundo para que estas se sumaran a la defensa de su gobierno y de la soberanía de su nación. A través de un artículo publicado en la revista Foreign Affairs afirmó que permitir que China siga controlando la isla a la fuerza demostraría que el autoritarismo está por encima de la democracia en la competición mundial de valores.
“A medida que los países reconocen cada vez más la amenaza que supone el Partido Comunista Chino, deberían comprender el valor de trabajar con Taiwán. Y deberían recordar que si Taiwán cayera, las consecuencias serían catastróficas para la paz regional y el sistema de alianzas democráticas”, dijo para finalizar.
Drew Thompson, investigador visitante de la Escuela Lee Kuan Yew de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Singapur, dijo que el aumento de los sobrevuelos de Beijing podría estar diseñado para el consumo interno. “Se trata claramente de una escalada en su esfuerzo de guerra política, y no está necesariamente ligada a un factor concreto, sino quizás a la situación general a través del Estrecho tal y como la ve Beijing”, dijo Thompson a Bloomberg.
“No podemos descartar la posibilidad de que estas salidas a gran escala estén destinadas a enviar un mensaje político a audiencias clave en China, no sólo a Taiwán, razón por la cual se eligió el aniversario de la fundación de la RPC”.
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