Los residentes de Bonita Springs, Florida, se enfrentan a un panorama devastador al regresar a sus hogares después del paso del huracán Milton. En lugar de encontrar agua estancada o escombros tradicionales, muchas casas y vecindarios han quedado sepultados bajo varios metros de arena, transportada por la marejada ciclónica proveniente del Golfo de México.
Esta tormenta no solo dejó su huella a través de la destrucción de infraestructura, sino que también dejó una cantidad sorprendente de arena acumulada en las calles, patios y dentro de las casas, alterando la vida de los residentes.
Un medidor ubicado a lo largo del cercano río Caloosahatchee registró una marejada ciclónica de más de 1.5 metros, lo que fue suficiente para llevar agua salada y arena a los vecindarios de esta comunidad costera. La fuerza del mar, que entró con furia, fue capaz de levantar toneladas de arena, llevándola tierra adentro y dejando a los residentes con una nueva crisis: la de limpiar y reconstruir.
El mar dejó algo más que agua
Brandy Campbell, corresponsal de FOX Weather, informó desde la zona afectada, mostrando los efectos de la tormenta en los hogares, muchos de los cuales ahora están sepultados bajo al menos un metro de arena dentro de sus salas y habitaciones.
No se trata de daños típicos de una tormenta. Las imágenes muestran caminos bloqueados, completamente cubiertos de arena y con conchas marinas esparcidas por todas partes, dando la impresión de que las comunidades costeras se convirtieron temporalmente en parte del lecho marino.
“A menudo, cuando pensamos en una marejada ciclónica, imaginamos el agua que entra”, explicó Campbell. “Pero no siempre pensamos en lo que queda una vez que el agua retrocede. Esta vez, lo que quedó fue mucha arena”.
La corresponsal describió cómo los residentes y contratistas que intentan comenzar las reparaciones no pueden simplemente conducir hasta las casas. La arena ha cubierto los caminos de tal manera que muchas personas se ven obligadas a caminar, cargando herramientas, para poder comenzar el arduo trabajo de limpiar.
El proceso de recuperación es tan difícil como inesperado. Nadie pensaba en lidiar con dunas de arena en el interior de sus hogares, una tarea que requiere más que simplemente secar las paredes o limpiar el barro. Para aquellos que recientemente habían concluido las reparaciones después de la tormenta anterior, este nuevo revés es especialmente desmoralizador.
El desafío de la limpieza
Scott Roshak, contratista de Calusa Construction, quien lidera un equipo encargado de la limpieza de la comunidad, compartió su experiencia con Campbell. “Hace solo unos días terminamos de limpiar esta casa tras la tormenta anterior”, comentó, refiriéndose a la marejada causada por el huracán Helene que afectó la zona hace apenas dos semanas.
“Limpiamos todo. El camino estaba despejado, hasta los adoquines. Y ahora, de nuevo, tenemos tres o cuatro pies de arena en toda la entrada en forma de herradura, y también en el garaje”.
Roshak explicó que el proceso de limpieza es tedioso y requiere mucho esfuerzo físico. Los equipos de trabajo, armados con palas y carretillas, están tratando de retirar la arena de los patios y entradas, pero el esfuerzo es agotador. “Es increíble la cantidad de trabajo que se necesita solo para despejar las áreas exteriores”, dijo.
Sin embargo, a pesar del trabajo que queda por hacer, Roshak se mantiene optimista. “Se habían previsto marejadas de hasta casi cuatro metros”, mencionó. “En cierto modo, debemos estar agradecidos de que no fue peor”.
El coste humano y financiero de las marejadas ciclónicas
La marejada ciclónica es uno de los fenómenos más devastadores asociados a los huracanes. Aunque muchos se centran en el viento y la lluvia como las principales amenazas, la marejada puede ser aún más destructiva.
El agua que es empujada desde el océano hacia la tierra a menudo provoca inundaciones severas, erosionando playas, destruyendo infraestructuras costeras y, como en este caso, trayendo consigo enormes cantidades de arena.
Los residentes de Bonita Springs no solo tienen que enfrentarse a los costes financieros de las reparaciones, sino también al trauma emocional de ver sus hogares transformados en paisajes que recuerdan a playas arrasadas. En muchos casos, las aseguradoras no cubren los daños causados por marejadas ciclónicas o arena, lo que aumenta la carga sobre los propietarios de viviendas.
Para las comunidades costeras de Florida, esta es una realidad que ha comenzado a sentirse con mayor frecuencia. Con el cambio climático y el aumento del nivel del mar, los huracanes parecen ser cada vez más poderosos, trayendo consigo no solo la amenaza de vientos huracanados, sino también la implacable marejada ciclónica.
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