El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, se retiró este miércoles de su cargo, cediendo su lugar, por razones de salud, a su brazo derecho Yoshihide Suga, después de casi ocho años en la cima del gobierno, un récord nacional.
AFP
He aquí una selección de momentos destacados de su mandato en el plano internacional.
El escándalo de Yasukuni
El 26 de diciembre de 2013, exactamente un año después de su regreso al poder, Shinzo Abe se reunió en el santuario sintoísta de Yasukuni en Tokio, un lugar simbólico odiado por China y Corea del Sur porque glorifica el militarismo japonés, que ambos países sufrieron en la primera mitad del siglo XX.
Desde 2006, los sucesivos jefes de gobierno japoneses habían evitado cuidadosamente Yasukuni. Sin embargo, Abe, un nacionalista deseoso de revisar la constitución pacifista japonesa, aseguró que su gesto tenía como objetivo enviar un mensaje de paz.
Pero provocó un escándalo diplomático, atrayendo la ira de China y de Corea del Sur, e incluso protestas de Estados Unidos, el aliado más cercano de Japón. A diferencia de los parlamentarios de su partido y de los miembros de su gobierno, Abe renunció posteriormente a visitar Yasukuni, limitándose a enviar ofrendas ocasionalmente.
Hiroshima y Pearl Harbor
En un mensaje de reconciliación, esta vez exitoso, Abe recibió a Barack Obama en Hiroshima el 27 de mayo de 2016, la primera visita de un presidente estadounidense en ejercicio a la ciudad mártir de la bomba atómica.
Esta visita histórica, en la que Obama, entre otras cosas, abrazó a un superviviente de Hiroshima y pidió que se construyera un mundo sin armas atómicas, fue uno de los éxitos de los que Abe se enorgulleció.
A finales de 2016, siempre con Obama y con el mismo espíritu de reconciliación, Abe viajó a Pearl Harbor (Hawai), lugar del ataque japonés contra Estados Unidos el 7 de diciembre de 1941, que precipitó la entrada de los estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial.
Super Mario en Rio
El 21 de agosto de 2016, en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro, Shinzo Abe, como representante del país anfitrión de los siguientes Juegos Olímpicos de verano, apareció disfrazado de Mario, el fontanero bigotudo estrella del gigante japonés del videojuego Nintendo.
“Quería mostrar al mundo la influencia de Japón con la ayuda de un personaje nipón”, explicó más tarde. “No estaba seguro de la reacción del público pero recibí muchos aplausos”.
Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, con los que Abe soñaba culminar su mandato, fueron aplazados hasta 2021 debido a la pandemia de coronavirus, y la organización de los mismos se anuncia muy delicada debido a la situación sanitaria mundial.
Golf con Trump
El 17 de noviembre de 2016, nueve días después de la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Shinzo Abe se apresuró a reunirse con él en Nueva York, convirtiéndose en el primer líder extranjero en ser recibido por el presidente electo pero aún no investido.
La estrategia de camaradería de Abe hacia el imprevisible multimillonario republicano para garantizar la alianza entre Japón y Estados Unidos resultó provechosa. A pesar de los temas recurrentes de disgusto, como el déficit comercial crónico de Estados Unidos con Japón, los dos jefes de estado establecieron rápidamente lazos amistosos, adornando regularmente sus encuentros con partidos de golf, su pasión común.
Banzai para el emperador
El 22 de octubre de 2019, el nuevo emperador de Japón Naruhito proclamó solemnemente su entronización, durante una ceremonia suntuosa, marcada por ritos inmemoriales en el palacio imperial de Tokio.
El primer ministro japonés felicitó ese día al nuevo emperador, en nombre de toda la población del país. Después de su discurso, Shinzo Abe gritó tres veces “¡Banzai!” levantando los brazos al cielo, una famosa exclamación japonesa que significa literalmente “10.000 años” para desear larga vida al nuevo soberano.
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