El Gobierno de España presentó el pasado jueves su llamado Plan de Impulso del sector turístico: un paquete de medidas dotado con 4.262 millones de euros para recuperar la salud de un órgano vital de la economía española que se ha visto severamente afectado por el coronavirus.
La iniciativa se presentó tan solo cuatro días antes de que el Ejecutivo de Pedro Sánchez levantase los controles fronterizos con la mayor parte de los países de la Unión Europea para dar inicio a la temporada turística. El mismo día comenzaba el verano y terminaba el estado de alarma decretado en marzo para contener la pandemia a base de restricciones de movilidad y cierre de espacios públicos.
Pese a que el sector ha acogido positivamente las medidas puestas sobre la mesa por el Gobierno, se muestra reacio a generar expectativas halagüeñas de cara a esta temporada. El miedo a un virus todavía no superado, así como las incomodidades relacionadas con las medidas de seguridad aún necesarias, son todavía un importante factor disuasorio entre los potenciales turistas. El resultado: las reservas no aumentan, los números no crecen, las cuentas no salen.
Un sector indispensable
Un informe elaborado en agosto de 2019 por Consejo Mundial del Viaje y el Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés) puso de manifiesto que el turismo es el sector que más riqueza aporta a la economía española, y cifraba esa decisiva contribución en nada menos que 176.000 millones de euros. En términos relativos, se trata de casi el 15 % del Producto Interior Bruto (PIB) del país. Además, casi 3 millones de empleos están directamente relacionados con la actividad turística de España.
A la luz de estos datos, es fácil imaginar el colapso económico que supone, para un país como España, la prolongación de un cierre al exterior como el que el coronavirus obligó a imponer. Las intenciones del Ejecutivo de Pedro Sánchez de reabrir las fronteras cuanto antes para reactivar el motor turístico responden, pues, a una lógica económica obvia, aunque este planteamiento pueda entrar en conflicto con la faceta estrictamente sanitaria de la gestión de la pandemia. Un conflicto que el presidente español ha querido resolver asegurando que «turismo y seguridad sanitaria irán de la mano».
Sea como fuere, el verano ha llegado y parece que el flujo de turistas se percibe desde España más como una necesidad inaplazable que como una amenaza epidemiológica.
Controles en los aeropuertos: un filtro para evitar casos importados
Por el momento, los aeropuertos españoles ya están preparando su particular bienvenida sanitaria a los turistas extranjeros, a través de un control de seguridad en tres fases presentado conjuntamente este sábado por el Ministro español de Sanidad, Salvador Illa, y por el titular de Transportes, José Luis Ábalos.
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