La Casa Blanca tiene nuevos inquilinos y la diferencia con los anteriores ya es notoria. El nuevo presidente y la primera dama se instalaron este fin de semana y no llegaron solos. “La residencia vuelve a tener vida”, dijo una fuente de la Casa Blanca a CNN sobre el nuevo ambiente generado por los Biden. “Es el período de luna de miel donde todo parece nuevo”.
Por LA RAZÓN
La sala de cine de la Casa Blanca recibió a los nietos del presidente, que se dieron un atracón de películas nocturnas, con bocadillos de los cocineros de la Casa Blanca, siempre manteniendo las medidas para evitar contagios de covid.
El domingo, los perros de la familia, Champ y Major, llegaron desde Delaware para ocupar su nuevo hogar, que no había tenido mascotas desde la era Obama. La Casa Blanca incluso emitió un comunicado sobre la llegada de los pastores alemanes: “Champ está disfrutando de su nueva cama para perros junto a la chimenea y a Major le encanta correr por el jardín sur”. Champ vivió en la residencia del vicepresidente durante la estancia de Biden allí y Major fue adoptado por la familia en 2018 en un refugio de Delaware. La protectora organizó la semana pasada una recaudación de fondos con la excusa de la mudanza del “primer perro de un refugio que vivirá en la Casa blanca”, la versión perruna del “sueño americano”.
Costumbres muy diferentes
El domingo la familia, encabezada por Biden, su hijo Hunter y sus nietas Finnegan y Maisy, acudió a la Iglesia y después almorzaron bagels de una tienda de delicatessen. Parece que el nuevo presidente, que ya acudió a un restaurante el día 5, tiene hábitos muy diferentes a los de Donald Trump, que en cuatro años de mandato comió fuera en contadas ocasiones y siempre en el mismo sitio: el asador del hotel Trump.
Personal de la Casa Blanca ha contado que la familia acata muy estrictamente las medidas de protección necesarias para luchar contra la Covid y que solo se quitan las mascarillas cuando suben a sus habitaciones privadas. Según la CNN, que cita a un empleado de la residencia oficial, la mayoría de los trabajadores de la residencia, incluidos mayordomos, amas de llaves y cocineros, han recibido al menos la primera dosis de la vacuna, afirmación que la Casa Blanca no ha confirmado.
El personal de la residencia está operando “como de costumbre”, salvo por el despido del señaló la partida del ujier jefe y empleado de Trump, Timothy Harleth, que ocurrió el día de la investidura. Su adjunta, Katie Hinson, ocupa su cargo hasta que Jill Biden designe a su sucesor.
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