Un año atrás, Emmanuelle Lteif y Edmond Khnaisser se preparaban para el momento más feliz de sus vidas, el nacimiento de su primer hijo. Como muchos padres Edmond tenía cámara en mano para grabar los primeros momentos del pequeño George en este mundo cerca de las seis de la tarde, cuando la explosión en Beirut cambió todo.
Por infobae.com
Al principio del video se puede observar cómo entran la camilla a la sala de parto cuando se escucha una fuerte explosión y momentos después, se ve como explotan las ventanas debido a la onda expansiva y todo se vuelve caos.
Los vidrios rotos y parte de la pared salieron disparados como proyectiles a toda la habitación, cayendo sobre los médicos, enfermeras y Emmanuelle, quien se encontraba hace algunas horas en trabajo de parto.
Por desgracia, una de las enfermeras que la estaba asistiendo resultó herida, fue rápidamente atendida por una de las doctoras que se encontraba allí pero finalmente perdió la vida.
Luego de la conmoción inicial, los médicos la trasladaron rápidamente al pasillo temiendo una segunda explosión la cual nunca ocurrió. Fue allí mismo donde al poco tiempo, a las 19:18 pm, en la oscuridad y a la luz de las linternas nació George, al cual apodaron el “bebé milagro”.
La madre del niño dijo que ”fue un poco difícil. Durante un período después de la explosión sientes que todavía estás en estado de shock, todavía no te das cuenta de lo que te sucedió. Después de eso, entiendes mejor y te enojas más aunque no sepas lo que pasó. Pero finalmente tienes que recuperarte. Tengo a mi bebé y no puedo parecer débil frente a él”.
“Vi la muerte con mis propios ojos … comencé a sentir ‘¿se acabó?’ Estaba mirando a mi alrededor y al techo, esperando que cayera sobre nosotros”, agregó, recordando las consecuencias de aquel estallido.
Dentro del hospital Saint George, 17 personas murieron inmediatamente después de la explosión y decenas resultaron heridas, incluida la madre de Edmond, quien sufrió seis costillas rotas y un pulmón perforado.
Daños al hospital
La fuerte explosión ocurrida el martes 4 de agosto pasado en el puerto de Beirut afectó total o parcialmente a cinco hospitales, causó daños en 120 centros escolares de la zona y destruyó buena parte de la ayuda humanitaria enviada para responder a la pandemia de COVID, indicaron distintas agencias de la ONU.
Uno de los centros de salud golpeados en la capital de El Líbano fue el hospital universitario Saint George, que tiene una capacidad de 1100 camas. 17 profesionales del lugar perdieron la vida ese día.
Según Celine Harmouche, una médica de 26 años nacida en Beirut que fue consultada por Infobae, el hospital universitario fue uno de los que mejor soportó los efectos del estallido. “Fue construido en la década del 40, y fue hecho con piedra maciza. Por lo cual, la estructura en general quedó en pie”, explicó.
La explosión
Una fuerte explosión sacudió el 4 de agosto de 2020 cerca de las seis de la tarde la capital libanesa, sobre la que se elevó una gran columna de humo de color rojizo, que se originó en un depósito del puerto de Beirut, informó la Agencia Nacional de Noticias (ANN).
Según la agencia estatal, un incendio comenzó cerca de los silos de trigo del puerto, en un almacén que contenía explosivos incautados, lo cual provocó una fuerte deflagración que pudo sentirse en toda la ciudad y sus suburbios. Una gigantesca nube de hongo fue visible a varios kilómetros de distancia.
Residentes reportaron ventanas rotas y la caída de techos precarios debido a la ola expansiva producto de la explosión, incluso en barrios alejados del lugar. Un fotógrafo de la agencia AP cerca del puerto fue testigo de personas heridas en el suelo y destrucción generalizada en el centro de Beirut.
Casi todas las vitrinas de los comercios de los barrios de Hamra, Badaro y Hazmieh estallaron al igual que las ventanillas de los autos.
Como el humo del incendio y la primera explosión eran visibles a la distancia, varias personas desde numerosos puntos de la capital se encontraban grabando la escena cuando ocurrió la explosión en videos que fueron rápidamente compartidos en redes sociales.
Distintos documentos y crónicas de organizaciones locales e internacionales han descrito a lo largo de los meses la manera en que la corrupción y desidia llevaron a la devastadora detonación, que causó la muerte de más de 200 personas, hirió a más de 6.500 y destruyó buena parte de la capital libanesa.
Las autoridades libanesas han ordenado el arresto de 25 personas, incluyendo el titular del puerto y el de la agencia de aduanas. También ha tomado el testimonio de más de 50 personas, pero no ha presentado resultados.
La desconfianza generalizada excede la noción sobre la corrupción endémica que afecta al Líbano. Los más altos funcionarios del país -el presidente Michel Aoun y el primer ministro Hassan Diab- recibieron numerosas advertencias sobre el peligro que representaba la presencia de los químicos durante años, pero no se tomaron acciones al respecto. Ambos negaron tener responsabilidad directa en el hecho.
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