Apenas 492 de las 100.000 escuelas existentes en Perú han vuelto a las clases presenciales después de más de un año cerradas por la pandemia de la covid-19, informó este martes el ministro de Educación, Ricardo Cuenca.
El retorno a las clases presenciales, que se inició hace un mes, es paulatino y va en función de los indicadores epidemiológicos del Ministerio de Salud, precisó Cuenca en una conferencia con la Asociación de Prensa Extranjera en el Perú (APEP).
La incidencia del virus permanece alta en el país, que lleva cinco meses sumido en una gran segunda ola que ha elevado los casos sintomáticos confirmados hasta casi los 1,9 millones, de los que más de 66.000 han fallecido.
El titular de la cartera de Educación manifestó que es importante volver a la normalidad escolar, especialmente en las zonas rurales donde solo el 45 % de la población tiene acceso a internet móvil para seguir de alguna forma las clases de manera virtual.
«Hay que ir abriendo las escuelas de manera paulatina. Probablemente vayamos más lentos de lo que algunos quisieran, pero también hay resistencias. En algunas zonas los sindicatos no quieren volver a las clases si los docentes no están vacunados», agregó.
Pese a que el Ministerio de Educación ha solicitado hasta en tres ocasiones incluir los cerca de 500.000 maestros como un grupo prioritario en el proceso de vacunación, esto no ha sido considerado de momento por el Gobierno.
Cuenca achacó esta circunstancia al escándalo descubierto en febrero de vacunaciones irregulares y en secreto de altos funcionarios, lo que hizo que el Ejecutivo cambiase su estrategia para centrarla en vacunar a las personas de la tercera edad.
En los próximos días iniciará la vacunación de las personas de 60 a 69 años, y en ese grupo hay alrededor de 250.000 docentes, precisó Cuenca.
LAS DESIGUALDADES, «EL PRINCIPAL PROBLEMA»
Sobre la propuesta del candidato presidencial de izquierda Pedro Castillo de aumentar el presupuesto en educación hasta el 10 % del Producto Interno Bruto (PIB), Cuenca indicó que actualmente el presupuesto es del 4,19 %, al contar con aproximadamente 32.000 millones de soles (unos 8.500 millones de dólares).
Ante el mandato legal del Congreso que obliga a aumentarlo progresivamente hasta el 6 %, el Ministerio de Educación evalúa distintos escenarios para 2022 en función de las proyecciones de crecimiento del PIB, algo que deberá precisar el nuevo Gobierno, aunque cree que rondará entre el 4,5 y 5 %.
«Hay una brecha enorme de infraestructura educativa que bordea los 100.000 millones de soles (unos 26.800 millones de dólares), producto de décadas de una atención muy disminuida. Al ritmo en el que vamos, tardaríamos 32 años en poder cerrar esa brecha si es que no hay un incremento», reconoció Cuenca.
«Sin embargo, el principal problema son las desigualdades educativas. Hay que pensar claramente en redistribuir el presupuesto de tal forma que, ahora más que nunca, se invierta más en educación para las zonas rurales, formación de maestros y en las zonas de educación intercultural bilingüe», añadió.
ENFOQUE DE GÉNERO AMENAZADO
El ministro también hizo varios recordatorios ante el anuncio de la candidata presidencial de derecha Keiko Fujimori de cambiar los textos escolares para llamar únicamente «terrorismo» al conflicto armado interno (1980-2000) y eliminar el enfoque de género de la educación pública.
El primer caso supondría desconocer las graves violaciones a los derechos humanos cometidas por Policía y fuerzas armadas para combatir a los grupos subversivos y terroristas de Sendero Luminoso y Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), en especial durante el mandato del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000).
El segundo implicaría abolir de la educación pública las guías especiales para promover el respeto a la diversidad de género, algo a lo que se oponen rotundamente colectivos ultraconservadores.
En ese sentido, Cuenca comentó que «son temas altamente sensibles para una sociedad particularmente conservadora como la peruana que tienen que ser tratados de la manera más pedagógica posible, porque se trata de un proceso de formación de ciudadanía».
«Si lo vemos de manera aislada, nos encontramos con una batalla campal por cuestiones particulares y no por el gran enfoque de mejorar y fortalecer la ciudadanía en el país, que es una de las prioridades de cualquier sistema educativo», concluyó.
EFE
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